Iglesias Cristianas de Dios

 

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Moisés y los Dioses de Egipto

 (Edición 4.0 19950415-20001212-20080122)

 

 

Este artículo cuenta de qué manera se ocupó Moisés de Faraón y explica la relación entre las tareas y las calamidades infligidas en Egipto y cada uno de los dioses de Egipto que Dios refutó. Se pueden ver las calamidades en su contexto teológico original. Se explica la vida de Moisés en el sentido de las divisiones generales del plan de la salvación; éstas más o menos demuestran los calendarios. El Éxodo se compara a la estructura del Libro de los Muertos, brindando así una mejor comprensión de la terminología. Este artículo es importante para una buena comprensión del Éxodo.

 

 

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Moisés y los Dioses de Egipto

 


La historia de Moisés no es solamente la historia de la liberación de un grupo de esclavos de Egipto en el segundo milenio AEC (antes de la era corriente). Es el proyecto del plan de salvación del mundo, tal como visto en la estructura descrita en la Biblia.

 

Moisés era el prototipo de Cristo o del Mesías. La nación de Israel también lo vio de esta manera y el registro de la Biblia ilustra este punto. Moisés dijo:

Deuteronomio 18:17-18 Y Jehová me dijo: "Bien está eso que han dicho". 18 Un profeta como tú les levantaré en medio de sus hermanos; pondré mis palabras en su boca y él les dirá todo lo que yo le mande. (RV)

 

Los textos de comparación para esta aplicación son:

Juan 6:14 Entonces aquellos hombres, al ver la señal que Jesús había hecho, dijeron: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo. (RV)

 

Hechos 3:22-23,26 pues Moisés dijo a los padres: "El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable, 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta será desarraigada del pueblo"... 26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. (RV)

 

Hechos 7:37-38 Este Moisés es él que dijo a los hijos de Israel: "Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis". 38 Éste es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida para darnos. (RV)

 

Pero los padres rehusaron obedecer a Moisés, como más tarde rechazarán a Cristo.

 

Hechos 7:39-40 Pero nuestros padres no quisieron obedecer, sino que lo desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto 40 cuando dijeron a Aarón: "Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué le haya acontecido". (RV)

 

Hicieron a un becerro y ofrecieron un sacrificio.

 

Hechos 7:42 Dios se apartó de ellos y los entregó a que rindieran culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: "¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? (RV)

 

Dense cuenta que la adoración es la del ejército celeste (los stratia tou ouranou).

 

Vimos que el término estrellas del ejército hace referencia a los elohim subalternos, que incluyen a Cristo, de los cuales las estrellas son simbólicas (Números 24:17, Daniel 8:10, Amós 5:8,26, Mateo 2:2, Hechos 7:43, 1Corintios 15:41, 2Pedro 1:9, Apocalipsis 1:20; 2:1; 3:1; 8:11; 9:1; 22:16). Dios hizo las siete estrellas (hebreo kumah: las Pleyadas) y Orión, el cual debe buscarse y ser adorado (Amós 5:8). El simbolismo de las siete estrellas tiene que ver con los espíritus de Dios. También vemos a las siete estrellas como los ángeles de las siete Iglesias, reagrupadas como Pleyadas.

 

Este ángel en el desierto, él que se le apareció a Moisés sobre el Monte Sinaí (Hechos 7:30), el ángel que le dio la ley a los padres y la cual ellos no observaron, era Cristo, el justo, quien fue traicionado y asesinado (Hechos 7:53).

 

Este Profeta que debía ser levantado, según Deuteronomio 18:15, también debía ser un sacerdote, según Salmo 110:4, y además un rey-sacerdote, según Zacarías 6:13. No hay duda alguna de que hablamos del Mesías, quien tendrá la autoridad sobre cuatro reinos o coronas sub-divisionales en el templo, (Zacarías 6:14). Esto refleja la estructura de los Querubines de Ezequiel en 1:1 y seguido; en 10 y seguido, y en el Apocalipsis 4:7.

 

La vida de Moisés como representación del Plan

El plan de la salvación está descrito en las circunstancias del nacimiento de Moisés y en las etapas de su vida. La vida de Moisés fue dividida en tres etapas de 40 años. Vivió 120 años (Deuteronomio 34:7).

 

Los primeros cuarenta años los pasó en Egipto. Radicó los siguientes cuarenta años en Madián, como pastor (Hechos 7:29), y los últimos cuarenta años los pasó en el desierto. El simbolismo de tres secuencias de cuarenta años puede entenderse solamente con la ayuda del sistema del Jubileo y del Calendario Sagrado.

 

El plan de la salvación está descrito por la semana y el Sábado; así obtenemos el concepto de seis mil años seguidos por el sistema milenario o por el reinado de Jesucristo, del Apocalipsis 20:2-6, que dura mil años. Pedro comprendió esta ecuación de un día por mil años, según 2Pedro 3:8.

 

Más importante aún, la vida de Moisés nos permite comprender que la secuencia de los seis mil años debía ser dividida en tres etapas de unos cuarenta jubileos cada una. Es 40 x 50 = 2000 años. La primera fase abarca desde la creación de Adán hasta el desplazamiento de Abraham, con fines de establecer la nación de Israel. No se entiende la magnitud de la primera fase. El establecimiento del planeta bajo un nuevo sistema proveniente de Adán no se comprende porque se asumió, sin ningún motivo, posterior al razonamiento de Agustín en La Ciudad de Dios, que la Biblia tomaba a Adán como el primer humanoide, lo cual no hace, y también que los Hijos de Dios, mencionados en Génesis 6:4, no eran seres angélicos. Ahora no hay ninguna duda de que los hebreos comprendieron que los Hijos de Dios, de Génesis 6:4, eran seres angélicos (véase Dead Sea Scrolls In English (Los Manuscritos del Mar Muerto) en inglés). Judas 6 dijo que los ángeles fueron como Sodoma y Gomorra, cometiendo la fornicación e yendo tras diferentes carnes (sarkos eteras).

 

La comprensión de la antropología humana es un tema aparte que se examina en las obras de Cox, Creación: de una Teología Antropomórfica a una Antropología Teomórfica [B5] y también Los Nefilim [154]. Sin embargo, el removimiento de Moisés, colocándolo en los juncos, es una representación de la salvación de la humanidad por medio de Noé y del Arca. Esta historia se encuentra en otras leyendas del Medio Oriente. La historia de Moisés pudo haberlas influenciado, pero es más probable que la comprensión común de la historia del diluvio sea su base. Se trata de una fase esencial en la purificación del planeta. Más importante todavía, refleja el deseo del ejército rebelde de raptar o destruir a los personajes quienes deben tomar parte en la restauración de la ley en este planeta y en la salvación. La intención de destruir a Moisés en su infancia era una reflexión del intento de destruir a Cristo en su infancia, durante la masacre de los niños por Herodes (Mateo 2:13-14).

 

Cristo también era simbólico de la redención de todo Israel y por tanto del planeta. Cristo tenía que ser llamado fuera de Egipto (Oseas 11:1, citado en Mateo 2:15), lo cual se utilizó como el símbolo del sistema mundial bajo el ejército rebelde.

 

Israel se le concedió a Abraham. Isaac y Jacob habían heredado el derecho de primogénito en circunstancias extraordinarias. Otros grupos tribales fueron descendientes de Abraham, tal y como les descendientes de Ismael (Génesis 25:12), los idumeos de Esaú (Génesis 25:25 y sig.) y los Hijos de Cétura, mencionados en Génesis 25:1, y de los cuales Madián era uno. El derecho de primogénito pasó de Isaac (Génesis 25:5) a Jacob (Génesis 27:6-30). Pero el Eterno había decidido enviarlos a Egipto para multiplicarlos bajo la adversidad. Este ejemplo representa a los elegidos por el hecho de que es a través de la tribulación (Apocalipsis 1:9) o de la adversidad que entramos en el Reino de Dios (Hechos 14:22).

 

Los israelitas se volvieron más numerosos que los egipcios (Éxodo 1:9). Fueron sometidos a labores muy duras (Éxodo 1:11) y las parteras (Sifra, que significa inteligencia o adornar y Fúa, que significa centellear o brillantez) recibieron la orden de matar a todos los infantes varones (Éxodo 1:15-16). Creyendo en Dios, las parteras rehusaron matar a los niños. Obedeciendo a Dios en lugar de a Faraón, Dios les otorgó a las parteras casas y una progenitura (Éxodo 1:21). De esta manera, las llamadas brillantes o inteligentes cumplieron con sus deberes, como Dios lo había exigido, y se les ofreció un futuro en la nación de Israel.

 

Esta historia se aplica al Israel espiritual y concierne su desarrollo bajo la persecución y el cumplimiento de sus funciones educativas (inteligencia) y sacerdotales (brillantez). Aquellos que obedecen a Dios más que al poder dirigente son protegidos y reciben una heredad.

 

Faraón ordenó que los hijos fueran echados al río, es decir, el Nilo (Éxodo 1:22), con fines de controlar los nacimientos de Israel.

 

Moisés nació en la tribu de Leví (Éxodo 2:1-3). Lo escondieron por tres meses, pero luego lo depositaron en el río. La historia es bien conocida. La cuna fue cuidada por Miriam hasta que lo encontró la hija de Faraón, quien adoptó a Moisés como su hijo (Éxodo 2:5-10). Esta acción remplaza la historia de Horus, salvado por Buto de la isla flotante de Chemnis. Buto fue la deidad de Pe-Tep y una de las diez deidades locales sagradas de Egipto (véase el Anexo).

 

Según Josefo (Antigüedades Judías, Libro II, C. X), Moisés se convirtió en un general del ejército egipcio en la guerra principal contra los etíopes. Habían invadido hasta Menfis. Los Oráculos egipcios declararon que Moisés iba a liberarlos y Faraón ordenó a su hija de dejarlo partir para dirigir el ejército. Ireneo cita esta tradición en su fragmento (ap. ed. Grap, p. 472, citado por Whiston). Hechos 7:22 se refiere probablemente a esta historia. Se casó con la hija del rey Etíope, quien le gustaba, y se le dio la ciudad principal. Por lo tanto, se educó en el conocimiento y la estructura militar de Egipto para poder asumir el cargo militar de Israel y guiarlos en el desierto. De esta manera, Dios preparó a un hombre y lo educó por medio del sistema del mundo para liberar a los hombres de ese sistema.

 

Los siguientes Cuarenta Años

Después de haber matado al guardia egipcio, Moisés huyó de Egipto, al ser rechazado por sus hermanos.

Hechos 7:27-30 Entonces el que maltrataba a su prójimo lo rechazó, diciendo: "¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 28 ¿Quieres tú matarme como mataste ayer al egipcio?" 29 Al oír esta palabra, Moisés huyó y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. 30 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. (RV)

 

El significado del tiempo pasado en ocuparse de los rebaños era que Israel pasaría cuarenta Jubileos, desde Abraham hasta el Mesías, en desarrollar su historia y su tradición bíblica, dicho de otra manera, su depósito de sabiduría. El primer hijo de Moisés, llamado Gersón (significa un forastero en une tierra extranjera), fue representativo de la nación de Israel y de Judá.

El Tercer Periodo de Cuarenta AñosEl rescate del planeta, como el Gran Israel, comenzaría con el Mesías, como comenzó con Moisés para el Israel físico.

Moisés fue llamado por Dios por medio del ángel (Éxodo 3:2), quien lo nombró Yahweh (Éxodo 4:10 cambiado a Adonai por los Sopherim). El Ángel portaba así el nombre como símbolo de la autoridad proveniente de Yahweh de los Ejércitos. Dios habló a través de él (por ejemplo, Éxodo 3:4).

 

La doctrina de la Resurrección, explicada en Mateo 22:31-32, está fundada en las palabras dichas aquí por Cristo a Moisés en el nombre de Dios:

Éxodo 3:6 Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. (RV)

 

Dios se reveló aquí a Moisés y, por lo tanto, a Israel, y esto a través de Cristo, como se revelaría más tarde más completamente al mundo por el Mesías en persona. Según Bullinger, Dios reveló Su nombre a Moisés como (ver la nota de la Companion Bible al Éxodo 3:14):

 

'ehyeh' asher 'ehyeh

Seré lo que Yo seré (o en lo que me convertiré).

 

La forma en que conocemos esta estructura es YHVH, pronunciado Yah(o)vah ou Yahoveh. YHVH es tratado como si fuera una forma de la primera persona, pero la versión Anotada de Oxford de la RSV (Revised Standard Version) declara que YHVH es en realidad una forma de la tercera persona, que significa Él causa que sea. La significación de esta revelación es que Dios se reveló como siendo una estructura en desarrollo y ahora comprendemos que el proceso consiste en volverse todo en todos (1Corintios 15:28; Efesios 4:6). YHVH se volvió en la referencia a la tercera persona en esta revelación. Por lo tanto, Él causa que sea es la referencia de cada uno de los elohim subalternos nombrados YHVH.

 

Vemos que seguían a los israelitas de cerca y que Moisés fue enviado para liberarlos de Egipto y para tomar la heredad de aquellos que la habían perdido por la rebelión. En el caso terrestre, se trata de los hijos de Canaán y esto por culpa de la maldición de Noé (Génesis 9:25-26) pero, en particular, por causa del ejército caído.

 

Dios mandó a Moisés con los ancianos de Israel en busca de Faraón para pedirle la autorización de ir al desierto, a una distancia de tres días de camino, para ofrecerle sacrificios a Dios (Éxodo 3:18) (Esto alude a la Señal de Jonás).

 

Moisés estuvo indeciso en asumir sus deberes. Dios designó a Aarón para que fuera la boca de Moisés y hizo de Moisés un elohim para Aarón (Éxodo 4:16).

Éxodo 4:16 Él [Aarón] hablará por ti al pueblo; será como tu boca, y tú ocuparás para él el lugar de Dios. (RV)

 

La relación subalterna de Cristo con Dios, como la palabra de Dios, fue demostrada así en la relación entre Moisés y Aarón. Dios también le dijo a Moisés que lo haría un elohim para Faraón:

Éxodo 7:1 El Eterno le dijo a Moisés: Mira, hice de ti un dios para Faraón: y Aarón, tu hermano, será tu profeta. (Traducción de la KJV)

 

El nombramiento de Moisés como uno de los elohim demostró que se aplicaba al sistema del mundo, en el sentido en que Cristo, con los elegidos, deba asumir la autoridad sobre las naciones.

 

La asociación de Moisés como elohim se refleja probablemente en la transfiguración de Marcos 9:4. Este sistema de gobierno se desarrollará en una fecha más adelante. Por lo tanto, los líderes de las naciones son elohim, como Moisés y Eli lo son bajo Cristo, con David como elohim de Israel, según Zacarías 12:8, adonde la casa de David será como unos elohim, como el ángel de YHVH delante de ellos.

 

En Éxodo 7:2-5, Dios le dijo a Moisés (por el Ángel de YHVH):

Éxodo 7:2-5 Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón, tu hermano, hablará al faraón para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. 3 Pero yo endureceré el corazón del faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. 4 El faraón no os oirá, pero yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré a mis ejércitos, a mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. 5 Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos. (RV)

 

Es importante recordarse del significado de la palabra Israel. Israel es una combinación de las palabras El (DHS 410 Dios) y sarah (DHS 8280 tener el poder como un príncipe o reinar), por ende, Él reinará como Dios. Es el significado del nombre de Israel. El Israel Espiritual debe reinar como elohim.

 

El simbolismo de encargarse de Egipto consistía en que Egipto estaba bajo el gobierno del ejército caído y su panteón representaba el sistema del consejo de Dios, pero formado por elohim caídos. Faraón era como un ser divino para su pueblo. Pero en particular, Dios demostró su supremacía sobre el consejo entero que se había establecido en la tierra, como lo hará en los últimos días por medio de una secuencia de calamidades y catástrofes similares.

 

En Egipto, Dios atacó el origen de cada uno de los dioses egipcios. El Libro del Apocalipsis es el esquema de la fase final, cuando Dios se ocupará de los dioses de este mundo, de la manera en que fueron adorados al final del siglo 20. En Egipto, Él atacó su simbolismo en esa época.

 

En el Anexo podemos ver la aplicación general de la comprensión del Consejo de los Dioses y de su relación subalterna con su Creador, quien era el Padre.

 

El sistema egipcio consistía en por lo menos diez dioses, según el Libro de los Muertos (véase el Anexo) y parece ser, de acuerdo con esta fuente, que había unos doce dioses implicados en la corte o el consejo presidido por la deidad suprema egipcia, simbolizada por Amun o Amun-Ra. Los conceptos hebreos, hallados en el primer siglo EC (era corriente), consistían en que había doce hijos de la luz y doce hijos de las tinieblas. Esto indica que la mitad del consejo se reveló con Satanás.

 

El Libro de los Muertos se llamaba en egipcio: REU NU PERT EM HRU o los Capítulos de la Salida de Día. Por consiguiente, el término Éxodo es una refutación directa del sistema de creencias egipcias. Las calamidades, mencionadas en Éxodo, eran un ataque directo en contra de las específicas responsabilidades o manifestaciones de las deidades implicadas.

 

Dios le dio tres señales a Moisés para que los egipcios le creyeran. De acuerdo con Éxodo 4:2 y seguido, éstas eran:

1. La Vara que se convirtió en serpiente.

2. La habilidad de volverse leproso y de curarse por voluntad propia.

3. La habilidad de cambiar las aguas del Nilo en sangre.

 

El significado de las señales consistía en que Moisés había recibido el poder sobre los demonios de Satanás, sobre la carne humana y sobre las aguas vivas, como símbolo de los poderes del espíritu.

 

La amenaza final hacia el Faraón fue la de asesinar a su hijo primogénito (Éxodo 4:23). El significado de esto se explica por el contexto en Éxodo 4:24, donde se alega que el Señor quería matar a Moisés. La razón de esto era porque no había circuncidado a su hijo, como obligaba el mandamiento a Abraham. Céfora tomó un sílex y cortó el prepucio de su hijo (Éxodo 4:24-26). Así Moisés fue expiado por la sangre. Como se explicó anteriormente, la circuncisión con el sílex significaba que Dios es la roca con la cual cuya carne sería circuncidada en el corazón y por la cual sería dada la salvación.

 

El Eterno también envió a Aarón y a Moisés, Aarón siendo el menor de los dos; ellos fueron una representación de los testigos de los últimos días (Apocalipsis 11:3).

 

Cuando le pidieron a Faraón de permitir que Israel fuera a adorar a Dios en el desierto, Faraón declaró que él no conocía a Yahovah y no dejaría a Israel partir. Los castigó quitándoles su ración de paja. La declaración de que Faraón no conocía a Yahovah era cierta. Dios no se había revelado a Egipto, y después del diluvio, los egipcios volvieron a la adoración del ejército, bajo quienes habían sido colocados. Deuteronomio 32:8 se cambió en el texto Masorético para que diga Él fijó los límites de los pueblos de acuerdo con o según el número de niños de Israel. Pero la Septuaginta dice:

Deuteronomio 32:8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Dios. (RV)

 

Esto se apoya por los Manuscritos del Mar Muerto que dicen bene eliym o los Hijos de Dios (ver el estudio Los Elegidos como Elohim [001]). Luego se entendía que las naciones habían sido asignadas al ejército y que Egipto estaba sumiso al consejo caído. Tal vez haya 70 dioses entre los egipcios, lo que corresponde al número de naciones.

 

Después de la primera demanda, la gente se volvió en contra de Moisés por su angustia y la dura servidumbre (Éxodo 6:9) y Moisés dudó de su deber, alegando que él no tenía la palabra fácil (Éxodo 6:12,30). El Eterno le dijo a Moisés: Verás ahora lo que le voy a hacer a Faraón; una mano poderosa lo obligará a dejarlos partir... (Éxodo 6:1). Es una prefiguración del Éxodo después del regreso del Mesías. Es mencionado en Isaías 66:20 que dice: Traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, en ofrenda al Eterno, y para los sacerdotes y Levitas. El endurecimiento del corazón de los egipcios tenía como propósito demostrar la supremacía de Yahovah sobre el ejército caído de manera física.

 

Moisés tenía ochenta años cuando fue hecho un elohim (Éxodo 7:1) y enviado a Faraón (Éxodo 7:7). Así comenzó la tercera fase.

 

Milagros

 

1. Las Serpientes

La serpiente / vara se comió las serpientes de los egipcios (Éxodo 7:10-13), demostrando así la supremacía de Yahovah. La cobra era el símbolo de la soberanía egipcia.

 

2. La Sangre

El Nilo y todas las aguas de los egipcios se cambiaron en sangre y se murieron los peces (Éxodo 7:17-19). Los hechiceros egipcios hicieron lo mismo y los egipcios excavaron en los alrededores del río (Éxodo 7:24) para filtrar el agua a través de la arena. Faraón tenía una explicación casi científica para el fenómeno; por lo tanto, dudó que fuera Dios, igual como los científicos de los últimos días explicarán lo que pasará en el planeta durante las trompetas y las copas de la ira de Dios. El ataque aquí es contra Buto y las deidades del delta del Nilo.

 

3. Las Ranas

Después de siete días, Moisés fue nuevamente enviado a Faraón para que dejara partir a Israel, si no, la plaga siguiente sería de ranas; También tenía relación con el Nilo (Éxodo 7:25 à 8:2). El Nilo era la fuente principal de vida en Egipto y sus crecidas de aguas eran tan regulares que los egipcios contaban con ellas en lugar de contar con Dios. Es la razón por la cual Egipto (o Asiría) no fue concedido a los israelitas, sino más bien Israel, porque las temporadas de lluvias podrían así reflejar directamente su relación con Dios.

 

Las ranas representaban los espíritus, pero no solamente los de Egipto. Esta plaga es también indicativa de los espíritus de los últimos días que se asemejan a ranas y que salen de la boca del dragón, de la bestia y del profeta falso (Apocalipsis 16:13).

 

Los hechiceros también hicieron que ranas subieran sobre el territorio (Éxodo 8:7). Faraón le suplicó a Moisés de quitar las ranas et de dejarlas solamente en el Nilo (Éxodo 8:9). Moisés lo hizo, pero una vez que tuvo una explicación para la calamidad, Faraón no dejó salir a Israel. Esto volverá a suceder una vez más.

 

4. Las Moscas

En Éxodo 8:20 y seguido, el Eterno envió por medio de Moisés una plaga de moscas sobre Egipto. Pero el territorio de Gosén, donde vivían los israelitas, no fue afectado por las moscas. Esta plaga pudo haber incluido toda clase de moscas, moscos y mosquitos. No está claro.

 

Esta señal sirvió para imponer una división entre Israel y los egipcios. La intención era de hacer de Israel un Pueblo Santo y separado por medios visibles. Para los pueblos cananeos, los padres de los egipcios, las moscas eran también el símbolo de Beelzebub, el dios de Ecrón. Se encontró el tatuaje de la mosca en Egipto, de fines del tercer milenio AEC, igual como aquel de la cruz en forma de Esvástica. Este aspecto se recalca en la sección sobre los Símbolos, bajo la rúbrica de los Tatuajes, y también en el artículo El Tatuaje [005].

 

La mosca estaba siempre presente en los sacrificios y es probable que su presencia se viera como símbolo de que el dios así participaba en sus sacrificios. Lo que parecía propicio, en moderación, se cambió en una plaga. Los egipcios se tragaron sus símbolos por la fuerza.

 

Entonces, Faraón dijo que los israelitas podían sacrificar en el interior de las fronteras de Egipto (Éxodo 8:25), pero Moisés rehusó, ya que los egipcios tenían tabúes con respecto a la práctica religiosa extranjera; esto fue una buena razón. Faraón respondió que los dejaría irse a una distancia corta (Éxodo 8:28). Moisés alejó las moscas, pero de nuevo, Faraón se rehusó a dejarles ir.

 

5. La Plaga del Ganado

La siguiente plaga pudo haber sido el resultado de la enfermedad del carbón (ántrax) o de otras aflicciones propagadas por las moscas, pero esto es una conjetura científica moderna, con fines de reducir la naturaleza milagrosa de la intervención de Dios. Sin embargo, el ganado (que incluía caballos, asnos, camellos y rebaños) de Israel no fue afectado. La explicación de esto será sin duda que las moscas no los habían afectado. Faraón recibió una advertencia de veinticuatro horas, pero el ganado murió de todas formas. La distinción de la santidad se extendió al ganado, y esto a causa de las exigencias de la distinción en el sacrificio, lo cual era simbólico del sacrificio del Mesías. En Egipto, el toro también era consagrado para Apis e identificado pos sus inscripciones. La destrucción del ganado fue así un ataque directo contra la manifestación de Apis.

 

6. Los Furúnculos

Faraón todavía no quería dejar partir a Israel; Por eso una plaga de furúnculos se propagó sobre los egipcios (Éxodo 9:8-12). Los hechiceros también fueron afectados, demostrando así su incapacidad de controlar este problema. Esta plaga era un ataque directo en contra del chamanismo de los procesos médico-místicos de Egipto. En Moses and The Gods Of Egypt (Moisés y los Dioses de Egipto), pág. 82, John J. Davis nota la carencia en Egipto de una distinción entre la magia y la medicina.

 

La plaga afectó el ganado y la gente, reflejando así su condición impura, pero Faraón todavía no les daba el permiso de irse. Esta condición se va a aplicar en los últimos días cuando los hombres serán nuevamente afligidos por plagas espantosas, como resultado de la marca de la bestia (Apocalipsis 16:11).

 

Después de la plaga de los furúnculos, cuando Faraón no dejaría ir Israel, Dios declaró a Egipto que podría haberlo destruido, pero que no lo hizo para que el poder del Eterno pudiera ser manifestado a todo lo largo de la tierra (Éxodo 9:16).

 

7. El Granizo

Los egipcios recibieron un aviso de veinticuatro horas para colocar su ganado bajo refugio, sino moriría en los campos, tanto hombre como bestia. El aviso se dio como advertencia y como burla, porque los hechiceros de Egipto eran también chamanes agrícolas que controlaban las condiciones climáticas. Esta plaga será utilizada nuevamente en los últimos días (Apocalipsis 11:19; 16:21). Esos que le temieron al Eterno se refugiaron; aquellos que no lo hicieron, murieron en los campos (Éxodo 9:21). Relámpagos, granizo y fuego cayeron sobre la tierra, matando a cada hombre y cada bestia y destruyendo todos los árboles de los campos, con la excepción de Gosén (Éxodo 9:26). Faraón fue persuadido, pero Moisés dijo que sabía que Faraón y sus sirvientes aún no le temían a Dios el Eterno (Éxodo 9:30).

 

8. Los Saltamontes

El Eterno usó esta plaga para establecer la exigencia de que la humillación de Faraón y de Egipto debía ser relatada por las siguientes generaciones (Éxodo 10:2). Los saltamontes se usaron para acabar de despojar los campos, proceso que había comenzado con el granizo (Éxodo 10:3-6).

 

Faraón trató de dejar salir a los hombres nada más y de retener a las mujeres y a los niños como rehenes para obligarlos a regresar (Éxodo 10:8-11). Entonces la plaga fue enviada y devastó la tierra, y por ende, el poder de los dioses y de los chamanes de la agricultura. A solicitud de Faraón, Moisés le rogó al Eterno y un ventanal del oeste sopló los saltamontes al Mar Rojo (Éxodo 10:19).

 

9. La Oscuridad

Fue un ataque directo al poder de la deidad suprema de Egipto, el Dios Sol Ra ou Amun-Ra. Esta oscuridad gruesa cubrió Egipto por tres días, pero la gente de Israel tenía luz donde radicaban (Éxodo 10:21-23).

 

Como resultado, Faraón les dio permiso a los israelitas de partir, pero sus rebaños y su ganado debían quedarse. Moisés se rehusó con la razón de los sacrificios (Éxodo 10:25). Faraón se endureció y dijo que el día que viera el rostro de Moisés de nuevo, éste moriría. ¡Tú lo has dicho! Le contestó Moisés, no me vuelvo a aparecer en tu presencia (Éxodo 10:29). Faraón pronunció su propio castigo. Dios declaró que después de otra plaga, Faraón correría completamente a Israel (Éxodo 11:1).

 

10. La Muerte de los Primogénitos

Dios decidió matar a los primogénitos de Egipto (Éxodo 11:4), pero en proteger a Israel, de tal forma que ni un perro ladraría siquiera, para que la distinción entre los dos pueblos se diera a conocer. Para el Eterno, los primogénitos eran santos y el símbolo de los frutos de una nación. Los egipcios habían cambiado completamente el calendario, haciendo que la noche siguiera al día y basándolo en el sol. Tot, también el dios Luna, era el escriba de los dioses y el equivalente egipcio de Hermes. Era él que se acercaba más al concepto del portavoz de los dioses. Además, su mujer era llamada la Patrona de la Casa de los Libros, la Patrona de la Casa de los Arquitectos y la Fundadora de los Templos. De esta forma, la pareja asumía los títulos que son bíblicamente apropiados al Mesías y su Iglesia.

 

La muerte de los primogénitos durante la noche en plena luna y la retirada de Israel de Egipto, este día y esta noche, era entonces una demostración de autoridad sobre estas deidades. También era un símbolo de autoridad sobre los términos: la Salida de Día o tal vez durante el día, como ciertos eruditos interpretan las palabras egipcias. Esta vista fue la base para el título antiguo Los Capítulos de la Salida de Día, que actualmente se conoce como el Libro de los Muertos (Budge, Arkana, NY 1985 Introducción, p. xciii-xciv). En el capítulo I, el PERT EM HRU

Simboliza la famosa creencia de los egipcios antiguos que el viaje al Otro Mundo tomaba la noche entera del día de la muerte del fallecido que no llegaba al reino de los benditos antes de la mañana siguiente, cuando se asomaba el sol.

 

Mientras que la persona fallecida era acompañada hasta la tumba, el sacerdote declaraba al muerto que él era Tot [el escriba de los Dioses] y el Gran Dios y que tenía el poder de hacer por él todo lo que él y Horus habían hecho por Osiris... (Ibíd.).

 

Después de matar a los primogénitos a media noche, Dios logró que los israelitas salieran de noche y de día, la misma noche de la Pascua, para demostrar este aspecto de la blasfemia egipcia. Así comprendieron que el viaje del muerto era incompleto y que Dios tenía el control sobre la vida y la muerte.

 

La Ordenanza de la ceremonia de la Pascua fue instituida en ese momento, en Abib o Nisan, que era el comienzo del año sagrado. En el décimo día del mes, tenía que apartarse un cordero por casa. El cordero de la Pascua era el Mesías y fue matado conforme a las exigencias de esta ceremonia, como expiación del pecado y redención. El cordero debía ser matado al anochecer del catorceavo día del mes. En el catorceavo día del primer mes, también se nos manda comer Panes sin Levadura y de hacerlo así hasta el día veintiuno del mes al anochecer (Éxodo 12:18). Es la fiesta de los Panes sin Levadura.

 

Después de haber matado la Pascua, se esparció la sangre sobre los montantes y dinteles de las puertas e Israel permaneció en el interior. La Pascua fue la noche cuando el ángel de la muerte pasó por encima de Israel a causa del cordero sacrificado, el Mesías siendo el sacrificio expiatorio. Debía ser matado exactamente como esta ceremonia lo dictaba, con fines de abrir el camino para que Israel pudiera entrar en una relación con Dios. Esta Pascua es una marca sobre la mano y la frente entre nosotros y el Eterno.

 

El Eterno no dejó que el pueblo partiera por el camino de los filisteos, en caso de que hubiera una guerra y quisieran regresarse a Egipto, aunque ese fuera el itinerario más corto y más fácil. En vez de eso, los hizo tomar el camino del Mar Rojo (Éxodo 13:17-18).

 

Los israelitas acamparon en Pi-Hajirot delante de Baal-zefón. Algunos mencionan que Baal-zefón es el Señor del Tifón o Destructor, y otros el Señor del Invierno. Sin embargo, se trata de otro concepto de divinidad y de la décima plaga de Egipto. Por lo tanto, se trata de las diez deificaciones del país egipcio y de Osiris.

 

Mientras que acampaban allí, el ejército egipcio alcanzó a los israelitas. Las Biblias modernas tratan de afirmar que era el Mar de Juncos, ubicado un poco más al norte, para intentar de disminuir la magnitud de los milagros implicados en esta actividad. Cristo se colocó en una Columna de Fuego y de Nube, entre Israel y el ejército egipcio. La historia se conoce bien.

 

Cuando se acercó el ejército egipcio, el pueblo tuvo miedo. Moisés les dijo:

Éxodo 14:13-14 Moisés respondió al pueblo: No temáis; estad firmes y ved la salvación que Jehová os dará hoy, porque los egipcios que hoy habéis visto, no los volveréis a ver nunca más. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. (RV)

 

Moisés recibió órdenes de levantar su vara y dividir el mar, luego avanzar, para que los siguieran los carruajes y se ahogara el ejército egipcio:

Y los egipcios sabrán que soy el Eterno.

 

Esto representaba el endurecimiento final del corazón de Faraón por el Eterno. Fue así la décima y última plaga.

 

La Columna de Fuego y de Nube

La columna de fuego tenía un significado especial para los egipcios. El capítulo 63 del Libro de los Muertos estipula expresamente que la cabeza de un hombre no debía ser cortada en el mundo de los muertos. En este capítulo, Osiris reivindica el título que es apropiado para Cristo como el Mesías. Dice :

Soy el Grande, el hijo del Grande; soy el Fuego, el hijo del Fuego, a quien le dieron su cabeza después de haber sido cortada... pero me volví entero y completo; Renové mi juventud; Soy Osiris, el Señor de la Eternidad (Budge Ibíd. Intro., p. xxxiv).

 

De la misma manera, en el capítulo 69 (Budge op. cit. p. 234), Osiris reivindicó ser el Dios Fuego, el hermano divino del Dios Fuego... el primogénito de los dioses y heredero de mi padre Osiris-Seb (?). La Columna de Fuego y de Nube sirvió tanto como boya para Israel como reprimenda para Egipto (y Osiris), quien lo vio como un Fuego cuando se ahogaron; nadie se hizo cortar la cabeza en la batalla. Además, la muerte en el agua podría haber sido una alusión a la práctica antigua predinástica y a la prohibición posterior de hervir la carne de los muertos en agua (Budge Ibíd.).

 

La historia de Moisés es así una parte integral de la comprensión de la Pascua. Es importante para comprender las fases y las formas de engaños que se emplearon para impedir la comprensión verdadera de lo que ha sucedido en la rebelión del ejército y del plan de la salvación con respecto a esta estructura y su retorno bajo la voluntad de Dios.

 

El final de la historia es el recorrido en el desierto, durante los siguientes cuarenta años. Este viaje debía simbolizar el vagabundeo del Israel espiritual en el sistema del mundo, como un pueblo perseguido bajo la desdicha, pero creciendo en gracia y en conocimiento. Los cuarenta años simbolizan los cuarenta jubileos o dos mil años que deben caducar con la llegada del Mesías con poder y gloria. Con mano poderosa, sacará a Israel en el próximo Éxodo, como se menciona en Isaías 66. Esta vez, los elegidos ayudarán, como seres espirituales. Las calamidades de Egipto se repetirán, como es evidente en las profecías que conciernen a la Fiesta de los Tabernáculos y al retorno del Mesías.

 

Anexo

 

La Cosmología del Medio Oriente

Al final del diluvio, la comprensión universal era que los Dioses formaban un consejo y esto fue adoptado tanto en las cosmologías egipcias como en las sumerianas. Se comprendía que había un creador de esos Dioses mayores y también que eran gobernados por un presidente. Los chinos llamaron al Dios Supremo el Venerable Celeste del Origen Primero. El segundo personaje de la Divinidad era la entidad conocida como El Augusto de Jade, que gobernaba rodeado de una corte. Gobierna la tierra y será un día remplazado por El Venerable Celeste de la Aurora de Jade de la Puerta de Oro (New Larousse Encyclopedia of Mythology (Nueva Enciclopedia Larousse de la Mitología), pág. 381). Esta comprensión corresponde con la posición bíblica de que el mundo es gobernado por una estrella de la mañana, o sea Satanás, quien será remplazado por una nueva estrella de la mañana, o sea Cristo. Esta comprensión es omnipresente en las naciones del mundo y es central para la comprensión del Misticismo.

 

La cosmología asiria-babilónica tiene un Padre de los elim, o dioses, llamado Ea (New Larousse, p. 56). Él creó a Marduk, quien es la luz del Padre que lo engendró. La asamblea de los Dioses acordó la posición de autoridad suprema a Marduk, antes de la gran batalla de los cielos contra Tiamat. Era supuestamente el creador de todas las cosas y el pastor de los dioses. Ea le concedió toda la autoridad a Marduk, que de esta manera absorbió a todos los demás elim y asumió sus funciones y prerrogativas. Esta asignación es una falsificación de la posición bíblica.

 

De la misma manera, el Enki de los sumerios decía:

Mi padre, el rey del Universo, me trajo a la existencia en el universo, Mi ancestro, el rey de todos les países, Juntó a todos los yo’s, colocó los yo’s en mi mano...soy el "gran hermano de los dioses...soy el líder de los Anunnaki, soy aquel que es nacido como el primer hijo nacido del santo An" (Eliade, Gods, Goddesses and Myths of Creation (Dioses, Diosas y Mitos de la Creación) de Mircea Eliade), Harper et Row, p. 22).

 

Pero es politeísta en el sentido que las voluntades son externas a la de Dios el Padre. Es la razón por la cual el sistema egipcio está mal comprendido también. Egipto tenía un sistema semejante. Según los Textos del Ataúd (1, 161 y sig., tr. por R.T. Rundle Clark en su obra Myth and Symbol in Ancient Egypt (Mito y Símbolo en el Antiguo Egipto), Londres, 1959, p. 80), que data supuestamente alrededor de los años 2250-1580 a. J.-C, Atum fue el creador de los Dioses Mayores (correspondiente al Consejo de los Ancianos). Los egipcios entonces trataron de formar un consejo de los Elohim que se centraba alrededor de la presidencia de Atum.

 

Según el Capítulo 18 del Libro de los Muertos, los egipcios tenían grupos de dioses en diez lugares, representando diez ocasiones importantes en la historia de Osiris; cada grupo estaba bajo un dios. Los lugares son:

 

1. Annu (Heliopolis)

2. Tattu (Busiris)

3. Sekhem (Latopolis)

4. Pe-Tep (Buto)

5. Los Territorios de Rhekti

6. Abtu (Abydos)

7. El Lugar del Juicio

8. Tattu (Mendes)

9. An-rut-f.

10. Re-stau.

 

Los dioses de estos lugares eran:

 

1. Tem, Shu, Tefnut.

2. Osiris, Isis, Nephthys, Heru-netch-hra-tef-f.

3. Heru-khenti-an maati, Tot.

4. Horus, Isis, Kestha (anteriormente Mestha), Hapi.

5. Horus, Isis, Kestha.

6. Osiris, Isis, Ap-uat.

7. Tot, Osiris, Anubis, Astennu.

8. Amun, Shu, Hatmeyt *

9. Ra, Osiris, Shu, Bebi.

10. Horus, Osiris, Isis (Budge, op. cit. p. cvii).

*Nota: Hatmeyt es un equivalento de Dercato (diosa de pez).

 

Los egipcios creían que por rituales específicos efectuados después de la muerte por sacerdotes debidamente nombrados, podían adquirir el poder de desarrollar, a partir del cadáver, un cuerpo inmaterial llamado sahu, que era capaz de subir al cielo y de radicar entre los dioses. El sahu era inmortal y tomaba la forma del cuerpo del cual había surgido. El sahu era el depósito del alma que había sido colocado allí por los Dioses (Budge, Ibíd. p. 280).

 

El alma consistía en un ka cuya residencia normal era en una tumba con el cuerpo. Sin embargo, podía vagar por voluntad propia y entrar en cualquier estatua del individuo. Por consecuencia, los egipcios no adoraban las estatuas; adoraban el ka que ellas representaban. Las ofrendas de la tumba tenían como propósito lograr de alguna manera que el ka no tuviera necesidad de vagar. El ba o el alma del corazón estaban conectados con el ka y podía asumir formas materiales o inmateriales por voluntad propia. Se describe como un halcón con cabeza de hombre en el papiro de Nebqet, en París.

 

La vida animal y el bien y el mal habitaban en el corazón o ab. Se medía en el Juicio, que aparentemente se efectuaba poco tiempo después de la muerte, en la Sala del Juicio de Osiris, quien era el Juez. Los condenados eran devorados inmediatamente por la Devoradora de los Muertos; por lo tanto no había ningún concepto general de una Resurrección de los Muertos. Los no condenados pasaban de inmediato a los dominios de Osiris, y en la fortuna eterna. En la época del Rey Unas (Budge, Ibíd. p. lxvii y p. 286), hay una evidencia del khaibit o la sombra, que era asociada con el ba y que habitaba con el ka. El Khu está también conectado al ba o el alma del corazón, pero es un ser sublime y de hecho el ALMA. No puede morir en ningún caso. Habitaba en el sahu.

 

El sekhem o el poder pueden ser vistos como la personificación incorporal de la fuerza vital de la persona. El sekhem habitaba en el cielo entre los khus o espíritus. Es usualmente mencionado en conexión con el alma y el espíritu (p. lxviii).

 

Los egipcios sostenían que el ren o nombre de una persona debe ser preservado, si no deja de existir. Ocupaba un lugar igual al ka. Esta visión es compatible con el Libro bíblico de la Vida. Hay entonces un cierto número de conceptos que se aparentan con aquellos de la Biblia, pero tratan de apropiarle al individuo una inmortalidad que la Biblia solamente le atribuye a Dios. De la misma manera, otra cosmología compleja podría aludir al concepto de posesión endemoniada.

 

El culto de Osiris, de Isis y de Horus también formó parte de la estructura del Dios muriendo que vemos también en el culto de Attis y Adonis. En Egipto, Isis es vista como la centralidad del sistema de la Diosa Madre del Dios Trino. Ella era simbolizada por SSS y, en términos numéricos, era también 666. La identificación Cristiana posterior del sistema de la bestia era entonces asociada a los misterios basados en Isis. Se volvió también la Estrella del Mar o Stella Maris. Este aspecto fue introducido por marineros griegos y es comprendido como siendo Sirio emergiendo en julio y presagiando las aguas calmadas del sector. La identificación y los otros aspectos de Isis fueron todos transferidos al sistema de la Diosa Madre de la Mariolatría. También se identificó con Hathor en los cultos de la fertilidad y, en este aspecto, era asociada con el Becerro de Oro (ver el estudio El Becerro de Oro [222]).

 

Osiris también fue llorado, como el Dios muriendo, y en este aspecto, está relacionado con los otros cultos del misterio. Los adeptos del culto se rasuraban la cabeza y usaban pelucas. Es considerado como el origen incontestable de la tonsura del monasticismo Cristiano y explica la diferencia entre la tonsura del sistema celta, a través de Cartagena, y la del sistema romano. Frazer incluye notas amplias sobre los sistemas en The Golden Bough (La Rama Dorada), vols. iv; v; & vi, McMillan, 3a ed. 1976).

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