Iglesias Cristianas de Dios

 

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La Oveja Perdida y el Hijo Pródigo [199]

 

(Edición 1.1 19981011-19981011)

 

 

Las parábolas en Lucas 15 tienen un significado amplio que no se aprecia bien. Muchos aplican la parábola del hijo pródigo a pecadores obstinados, pero la mayoría no entiende el alcance poderoso y el simbolismo de estas parábolas. Tampoco muchos entienden que están entrelazadas y que la parábola central, que es en sí una llave, solo se encuentra en Lucas.

 

 

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La Oveja Perdida y el Hijo Pródigo [199]

 


Lucas 15 está directamente dirigido a explicar el concepto del pecado y del arrepentimiento a dos tipos de personas: tanto los pecadores como aquellos que se aprovecharon de ellos. También había ahí una tercera clase como los Fariseos y por lo tanto había pecadores y los que se creían muy justos y buenos.

 

Esta lección dada por Cristo aquí en Lucas está dividida en tres partes. La primera es la parábola de la oveja perdida; la segunda parte es la parábola de la mujer y la plata perdida; y la tercera es la parábola del hijo pródigo. Cada parábola es un segmento entrelazado del todo, que explica el amor, la misericordia y el perdón de Dios.

 

La primera parte de la oveja perdida se entiende fácilmente. Los seis primeros versículos relacionan al auditorio, a saber los publícanos y los pecadores, con las ovejas perdidas y la búsqueda de ellas hecha por el pastor. Los Fariseos que se creían muy justos, murmuraron contra esto, porque no consideraron que era necesario recibir, ni siquiera comer con pecadores. Cristo se dirige a este tipo de gente farisaica en el versículo 7 como el os a quien él habla.

 

El texto en el versículo 7 eleva el sentido de lo físico hacia el reino divino espiritual, y lo enlaza con el Ejército leal y la redención de los pecadores perdidos. El tema central se identifica aquí como el arrepentimiento. Como veremos, esto concierne a las tres parábolas como el verdadero problema en cuestión.

 

Lucas 15:1-7 1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírlo, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: --Este recibe a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? 5 Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, 6 y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: "Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido". 7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. (RV)

 

El problema aquí es que todos los hombres han pecado y han fallado en obtener la gloria de Dios, sin embargo, no se dieron cuenta de esto. Incluso Pablo, después de que se convirtiera, todavía trataba de afirmar que él no tenía culpa frente a la ley (Fil. 3:6). Este era un problema central en la secta de los Fariseos y el sistema que ellos apoyaban.

 

Vemos a raíz del significado del Ejército celestial, que la redención de todo el sistema está en juego y que el arrepentimiento se extiende a todos los pecadores. Este significado se desarrolla en estas parábolas, pero no se comprende o no se reconoce, debido al punto de vista del mundo Cristiano dominante y el entendimiento de las doctrinas relacionadas al juicio y la resurrección.

 

Muy a menudo se piensa que el hombre de la primera parte es Cristo que busca a la oveja perdida. Para hacer esto, él tiene que dejar a las noventa y nueve en el desierto e ir en busca de una que se perdió. Esto lo hace hasta que él la encuentra. Esta búsqueda es la misma búsqueda que la mujer emprende del versículo 8 en adelante. Vemos aquí una búsqueda por la oveja perdida que se extiende del Ejército, que el pastor se ve obligado a abandonar en el desierto. Este desierto es un lugar donde las noventa y nueve podrían alimentarse libremente y por lo tanto no es árida. La búsqueda continua hasta que la oveja sea encontrada. Nada se deja para que se pierda. Esto se extiende a todo el Ejército. Cuando se encuentra a la oveja, hay regocijo con el Mesías, que regresa a casa con la oveja y celebra con sus amigos y vecinos. El sentido de esta reconciliación también se ve en la tercera parte sobre el hijo pródigo, y se extiende más allá de lo que comúnmente se piensa.

 

Lucas 15:8-10 sigue con la parte de la mujer que busca sus tesoros. Tratamos aquí con el Espíritu Santo que es simbolizado por la mujer, que barre limpiando la casa a fin de recuperar la cantidad total de su tesoro.

 

Lucas 15:8-10 8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: "Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido". 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. (RV)

 

Esta sección relativa al Espíritu muestra cómo se barre la casa hasta que quede limpia y ordenada, de modo que la pieza de valor pueda ser encontrada y restaurada. Esta parte de la parábola, que ocurre sólo en Lucas, usa el concepto de dracmas en los versículos 8 y 9. El otro término es argurion (usado en Mateo 26:15; 27:3,5,9; Hechos 19:19).

 

El dracma tiene menor valor, pero parece tener alguna relación con el dinero de tributo que era un didracma o doble dracma (Mateo 17:24).

 

El uso de diez piezas de plata no es casual. Parece que la parábola se relaciona al Ejército caído y a su conversión. El precio para Cristo fue el de un esclavo: treinta piezas de plata. Esto fue a una pieza por cada una de las entidades en el consejo interior de los elohim, como vemos en el Apocalipsis 4 y 5. El consejo consistió en veinticuatro ancianos, más el cordero a su cabeza y las cuatro criaturas vivientes, más Dios Altísimo. Un número total de treinta. Cristo declaró que un tercio del Ejército había caído con Satanás en la rebelión. Este concepto probablemente se representa aquí con las diez  piezas como un tercio de los treinta. El objetivo aquí consiste en que el Espíritu Santo tiene que limpiar la casa, a fin de restaurar las piezas perdidas.

 

Este punto aparentemente se entendió, como se creía en la Iglesia inicial, que algunos del Ejército caído responsables de ciudades y naciones, se arrepintieron, y esto permitió que la Iglesia se estableciera dentro de sus áreas.

 

Ahora procedemos con la tercera parte, la del hijo pródigo. En esta sección se describe a un hombre que tiene dos hijos. El hombre representa a Dios el Padre. El simbolismo aquí se reduce a las características limitadas de los líderes del Ejército, a saber Cristo y Satanás. La provincia apartada y lejos es el desierto del pecado y el lugar de tráfico y mercancía, por lo que Satanás fue condenado, y por lo que él cayó de la gracia (ver Isaías 14:12-19; Ezequiel 28:12-19). Examinemos ahora el texto desde el punto de vista que Dios tiene a un hijo fiel y obediente, y un hijo pródigo o terco, y después veremos las reacciones del Padre con relación al Ejército, cuando se arrepienten. Esta actitud no es la que esperamos, ni lo que nosotros haríamos en las mismas circunstancias.

 

Lucas 15:11-32 11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde". Y les repartió los bienes.13 No muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos. 16 Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros ". 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. 21 El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo". 22 Pero el padre dijo a sus siervos: "Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. 23 Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, 24 porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado". Y comenzaron a regocijarse. 25 El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados le preguntó qué era aquello. 27 El criado le dijo: "Tu hermano ha regresado y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano". 28 Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. 29 Pero él, respondiendo, dijo al padre: "Tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo". 31 Él entonces le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado". (RV)

 

Veamos lo que pasa aquí. El segundo hijo no podía esperar la generosidad que debía ser otorgada a él. Teniendo la forma de Dios, él buscó alcanzar igualdad con Dios. Cristo, el hijo mayor, no buscó obtener esa igualdad (ver Isaías 14:12-19; Ezequiel 28:12-19 y Filipenses 2:5-8).

 

Ezequiel 28:12-19 12 Hijo de hombre, entona lamentaciones sobre el rey de Tiro, y dile: "Así ha dicho Jehová, el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y de acabada hermosura. 13 En Edén, en el huerto de Dios, estuviste. De toda piedra preciosa era tu vestidura: de cornerina, topacio, jaspe, crisolito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro. ¡Los primores de tus tamboriles y flautas fueron preparados para ti en el día de tu creación! 14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí estuviste, y en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad. 16 A causa de tu intenso trato comercial, te llenaste de iniquidad y pecaste, por lo cual yo te eché del monte de Dios y te arrojé de entre las piedras del fuego, querubín protector. 17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, y delante de los reyes te pondré por espectáculo. 18 Con tus muchas maldades y con la iniquidad de tus tratos comerciales profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra ante los ojos de todos los que te miran. 19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se quedarán atónitos por causa tuya; serás objeto de espanto, y para siempre dejarás de ser". (RV)

 

Satanás debe ser quitado y transformado de modo que ese ser ya no exista más. Así, hay todo un proceso de restauración que tendrá que ser emprendido con el Ejército, a fin de tratar con ellos también en el juicio final (ver el artículo El Juicio de los Demonios [080]).

 

Cristo permaneció estable y leal y estuvo siempre al lado de Dios. Sin embargo, vimos en la primera parte, que él tuvo que marcharse para recuperar a las ovejas perdidas. Fue hecho sólo por el ejemplo y el sacrificio de sí. Así, no se puede leer las tres parábolas por separado, como la gente intenta hacerlo. Este texto en Lucas es la secuencia completa, pero no se suponía que la parábola fuera entendida en su totalidad hasta que los demonios tuviesen toda la oportunidad para arrepentirse.

 

Filipenses 2:5-11 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: 6 Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. 8 Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (RV)

 

Vemos en Lucas 15:13 que no muchos días después de que dieron a Satanás poder y riqueza, él se fue a un país lejano y gastó sus bienes en una vida desordenada. En esencia, este es el mensaje en Ezequiel e Isaías. En la historia completa, él se llevó a un tercio del Ejército con él (Apo. 12:4).

 

El uso del término riqueza (KJV) o propiedad (RSV) es ousia (DGS 3776). Esta palabra se deriva de DGS 5607 ousa, que significa ser. Sólo es usada aquí en Lucas 15. Así, mientras significa propiedad o riqueza, el sentido se deriva de ser, o del sentido de tener. La palabra se usa como bienes en Lucas 15:12, pero esa es la única vez que la palabra se da con ese significado, pues es la única vez que se da como riqueza en la KJV. El término ousia no es simplemente un término material, como los traductores del Nuevo Testamento lo usan. Su uso principal viene de la filosofía y se deriva del sentido Platónico del ser. Se relaciona directamente con la Divinidad y se usó por la Iglesia Cristiana con el significado de Divinidad unificada, donde Dios era tres hipóstasis en una ousia. De hecho, ambos términos tienen el mismo significado. Uno es Estoico y el otro es Platónico. Ambos significan existencia real o esencia del ser; lo que una cosa es (ver J Kelly, Early Christian Doctrines (Primeras Doctrinas Cristianas), Harper and Row, 1978, p. 129,140 y sigs). En su trabajo, Kelly explica el desarrollo de la teoría de Dios desde Roma y el Oeste hacia este sistema Platónico, y también explica las desviaciones de este punto de vista (ver Ibíd., p. 129, 140-142, 158-159, 233-234, 247-250, 253-254, 264-268).

 

Los gnósticos se inclinaron hacia una teología pluralista, donde enseñaron, como Ireneo lo indicó (Adv. Her., 3.16.5), que Cristo estaba compuesto por dos ousia o sustancias distintas (Kelly, p. 142).

 

Así, el uso del término en Lucas no es casual y no sólo se refiere a la riqueza material. En vez de esto usa una alegoría poderosa para establecer que el hijo en cuestión gastó la riqueza de su ser, que de su uso en el griego clásico, sólo pudo haber significado su esencia espiritual. Este punto parece haber sido obscurecido deliberadamente.

 

El verdadero problema aquí es que la riqueza de ser dada al segundo hijo, únicamente fue vista como la de Cristo, que existió eternamente junto al Padre, quien no podía estar nunca sin Su Palabra o logos. Un análisis apropiado de esta parábola destruye la teología Nicena del cuarto siglo y, de ahí, los argumentos completos acerca del ousia e hipóstasis hasta ese tiempo (y los tiempos de Origen y Pablo de Samostata, etc.) tuvieron que ser atacados. Atanasio hizo esto después de Nicea, aproximadamente del 362 EC. El punto de vista de la divinidad estaba en juego.

 

Es de ayuda aquí explicar como Ario y Eusebio de Cesarea estaban en contraste con los escritos de Atanasio, en el cuarto siglo, que trataban de explicar como Cristo participó en la Divinidad. Kelly (p. 243) proporciona un resumen muy útil, que podemos usar aquí. Ario y Eusebio de Cesarea sostuvieron que el Verbo:

 

No podía ser divino porque Su ser se originó del Padre; ya que la naturaleza divina era incomunicable, Él debía ser una criatura, y cualquier estatus especial que Él gozó debía de ser debido a Su rol como agente del Padre en la creación... [El enfoque de Atanasio era] ... Es cierto que el Padre uso al Verbo como Su órgano de creación, pero suponer que Él necesitó un intermediario es absurdo. Por otro lado, por su compañerismo con Cristo, el hombre ha sido hecho divino y se ha convertido en el hijo de Dios. Por consiguiente, el Verbo en Sí mismo debe ser divino intrínsecamente, ya que de otra manera Él nunca hubiese podido impartir vida divina a los hombres. Como él puso el asunto, ‘el verbo nunca hubiese podido divinizarnos si Él solamente fuese divino por participación y no fuese Él mismo la Divinidad esencial, la auténtica imagen del Padre. (J Kelly, Early Christian Doctrines, Harper and Row, 1978, p. 243.)

 

Vemos de este texto que el simple entendimiento de ambos estaba equivocado. La participación en la naturaleza divina era un hecho bíblico, como dice en 2Pedro 1:4.

 

2Pedro 1:3-4 3 Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; 4 por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones. (RV)

 

Por lo tanto, Ario y Eusebio estuvieron equivocados, pues la naturaleza divina fue extendida por el Padre y no dependía de la actividad del hijo, aparte de como un regalo condicional, resultando de su sacrificio fiel y obediente. Su entendimiento fue limitado por la filosofía griega, que no entendía el amor agape de Dios.

 

Los Trinitarios, con Atanasio, al sostener que el Hijo debe existir eternamente junto al Padre, trataron de vincular al Padre y el hijo conjuntamente con la exclusión de los otros hijos de Dios. Su teología más tarde produjo un ataque a la autenticidad de lo que dice 2 Pedro en sí.

 

Esta parábola en Lucas, por su estructura y términos, muestra que la ousia del hijo pródigo fue malgastada, pero provenía de la herencia del Padre, del mismo modo que el hijo fiel estuvo siempre con el Padre y participó de la herencia del Padre. Él era el heredero del Padre, pero ambos hijos compartieron la herencia. De esta manera, todos son herederos junto con el Mesías, como el hijo mayor o prototokos de la creación. La Trinidad es entonces totalmente falsa y la naturaleza divina es compartida por los hijos de Dios.

 

Parece que hay poca duda en la mente de cualesquiera que el Padre aquí es Dios (ref. Companion Bible, n. al v. 11) ya que todos los credos atribuyen la parábola como refiriéndose a la relación entre Dios y Sus hijos. Pero la mayoría no entiende que el Ejército entero son y serán siempre hijos de Dios, así como Cristo fue un hijo de Dios.

 

Conforme a la ley, el hijo mayor debía retener doble porción de la herencia, pero la herencia fue compartida, aunque el mayor fuese odiado (Deut. 21:17).

 

El contraste aquí con el hijo pródigo era que, luego de que él se había ido por muchos días, él comenzó a sentir necesidad. Se unió a un ciudadano de tierra extranjera. Se apegó o se unió al ciudadano en una forma de esclavitud. Esto también está en contraste con Filipenses 3:20.

 

Filipenses 3:20  Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. (RV)

 

Esta palabra ciudadanía (politeuma) se brinda como commonwealth o conversation (comunidad o conversación, respectivamente) en la KJV (Inglés).

 

Este hijo pródigo (que realmente significa libertino o despilfarrador) ya no era más ciudadano del Padre y fue adherido a otra ciudadanía. Esto fue producto del Ejército caído cuando se divorció de Dios y produjo los Nefilim quiénes no tienen ninguna resurrección (Isaías 26:14; ref. n. a la  Companion Bible, y también el artículo Los Nefilim [154]).

 

La gran hambre que pasó en aquella tierra fue debida a que no fue manejada según las leyes del Padre (Deut. 28; Ver el artículo Las Bendiciones y las Maldiciones [075]).

 

Se le encargó entonces que alimentase a los cerdos. Lo que esto simboliza aquí es que él era impuro ritual y espiritualmente.

 

El término comenzó a pasar necesidad tiene aplicación a la separación de los hijos de Dios – pues sólo en el versículo 24 ellos comienzan a estar alegres.

 

Esta desolación total y hambre son la realización que él es cortado de la casa de su Padre y de su familia y el resultado es la desolación. Él perecía, según su aseveración enfática de esto en el versículo 17.

 

Al final se da cuenta que él ha pecado contra el cielo y ante Dios (v. 18). Esta confesión y arrepentimiento son suficientes como para restaurarlo al amor del Padre. Él no entendió exactamente la naturaleza del Padre y buscó simplemente ser como uno de los criados contratados. El término como criados se refiere a la condición del Ejército antes de la redención final y la implementación del plan completo de salvación. Esta ignorancia causó la rebelión en primer lugar. El Ejército leal mostró fe a pesar de que no le había sido revelado en su totalidad.

 

Esta doctrina insidiosa de que el Ejército no era de la misma sustancia de la que era Cristo y que todos no eran hijos de Dios en el verdadero sentido que Cristo disfrutó, fue enseñada a partir del cuarto Concilio de Lateran en 1215. A partir de este concilio, la Iglesia Católica enseñó que el Ejército, llamado Ángeles, como una corrupción de la palabra para Mensajeros, fue creado ex-nihilo (o de la nada) y no podía poseer la sustancia del Padre del mismo modo que Cristo poseyó la sustancia (ver el artículo Socinianismo, Arianismo y Unitarianismo [185]).

 

La verdad del asunto es que todos los que viven en la casa de Dios, poseyendo el Espíritu Santo, son hijos de Dios. Aquí vemos que el hijo pródigo debía ser restaurado a su antigua condición. Le dieron el primer vestido y se le puso un anillo al dedo. A nosotros se nos da un vestido lavado en la sangre del Cordero y esto se extiende al Ejército celestial entero, e incluso hasta a Satanás. El primer vestido aquí es traducido el mejor vestido, pero parece que le dieron el vestido que él tenía al principio, o de la primera calidad. En otras palabras, el vestido de salvación blanqueado en la sangre del Cordero, es de primera o de uniforme calidad, de modo que todos compartan a partes iguales la ciudadanía de Dios.

 

A partir de este instante, mataron al ternero cebado y comenzaron a festejar. Los hijos comenzaron a estar en necesidad a raíz de su alienación, y todo el Ejército no había sido alegre desde el momento de su separación y esos años desperdiciados. Aquí el hijo que fue dado por muerto, estaba vivo; estaba perdido y fue encontrado. Todos estaban bajo pena de muerte y todos fueron salvados por el deseo del Padre y los esfuerzos de los hijos, bajo aquel que era el viñador leal en los campos.

 

La restauración se efectúa a partir de los esfuerzos del hijo mayor en los campos. Él regresa y oye la música y el baile y parece que no entiende totalmente el significado del arrepentimiento y la restauración del hijo.

 

Esta cólera de parte del hijo es descrita de manera similar a aquella cólera de Jonás acerca de Nínive y su arrepentimiento. El Padre suplica al hijo. El hijo contesta, "Hace muchos años que te sirvo, ninguna vez he transgredido tus mandamientos" (o he desobedecido tus ordenes; entolen). Él también dice que, "nunca se me ha dado ni una cabra para que yo pueda festejar con mis amigos."

 

Esta sección trata del tema de la cabra Azazel y de la Expiación que él hizo para las naciones, como el Mesías. A sus amigos, que es como él llamó a la Iglesia (Juan 15:14-15), nunca se les dio la alegría durante este tiempo que él trabajó en los campos, porque fueron perseguidos, como él lo fue, en el trabajo del Padre.

 

Este contraste se hace aquí para mostrar la misericordia del Padre, en lugar de lanzar cualquier imputación al hijo. El hijo hace clara referencia al pródigo como Tu hijo al referirse al Padre. El hijo aquí, que sólo puede ser Cristo, dice: ¡"pero cuando este hijo tuyo vino, quién consumió su vida con prostitutas, mandaste matar para él al ternero cebado!"

 

Este texto se hace como un reproche al Padre por Su aparente injusta indulgencia. El hijo pródigo ha consumido la existencia del Padre con prostitutas. Esta es una referencia al Judas 6 y Génesis 6:4. La existencia es el bios (DGS 979) que es una palabra que significa la vida o el estado presente de existencia y, por inferencia, se considera que significa los medios del sustento, pero aquí significa literalmente la vida del Espíritu que emana de Dios.

 

Esta palabra es distinta de DGS 2198 zao, que es un verbo principal para vivir. Es usada para el espíritu de las aguas vivas, porque lo que él tenía al principio era distinto y calificó de tal modo, como para resaltar del regalo final de Dios, que es la vida eterna sobre un plano más alto.

 

Dios le contesta a Cristo con la siguiente declaración, y recuerden, es Cristo que habla aquí en el Espíritu.

 

Hijo, estás siempre conmigo y todo lo que tengo es tuyo. Era apropiado que nosotros festejásemos y nos alegremos por este hermano tuyo que estaba muerto y ha revivido nuevamente, y estaba perdido y ha sido encontrado.

 

Este texto debería compararse con Romanos 9:4-5 y Mateo 20:14 en cuanto al comentario de Dios que, todo lo que tengo es tuyo.

 

Cristo usa esta parábola de tal manera que hace suyas las palabras que los que se creen muy justos y buenos usarían al confrontar el arrepentimiento de los hijos de Dios. Cristo dice aquí, antes del arrepentimiento de cualquiera del Ejército y antes de su muerte, que tal misericordia se les ofreció en virtud del amor del Padre. Conociendo esto, él todavía siguió adelante y murió la muerte sobre la estaca por ellos, sabiendo también que ellos nos perseguirían antes de arrepentirse.

 

Su arrepentimiento aquí será en la segunda resurrección, al final, cuando Cristo vuelva de los campos. Así, la segunda resurrección presenciará la reconciliación total de la creación.

 

Cuando confrontemos el arrepentimiento del Ejército, inclusive el de Satanás, asegurémonos que tenemos, o poseemos el amor del Padre y no que somos como un hijo mayor celoso. Cristo él mismo afirmó y entendió este punto y nosotros también lo tenemos que hacer.

 

 

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