Iglesias Cristianas de Dios
[CB91]
David, Nabal y
Abigail
(Edición 1.0
20060825-20060825)
Nabal muere y David le pide a Abigail que sea
su esposa y ella acepta. Samuel ya ha muerto y continúan las batallas. El rey
Saúl se quita la vida en lugar de enfrentarse a la perspectiva de ser torturado
y asesinado por sus enemigos. Tres hijos de Saúl también mueren en la batalla.
Este papel ha sido adaptado de los capítulos 93-95 del volumen IV de The Bible Story
por Basil Wolverton, publicado por Ambassador College Press.
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Cristianas de Dios, Ed. Wade Cox)
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David, Nabal y Abigail
Samuel
murió, y todo Israel se reunió para su funeral y lo sepultaron en su parcela
familiar en Ramá (1Samuel 25:1).
David no
estaba entre los asistentes. Él sabía que estaría arriesgando su vida si iba
donde Saúl. En su lugar, trasladó a sus hombres al desierto de Parán, más lejos
de Rama y Gabaa. Allí, su pequeño ejército se trasladó de un lugar a otro, no
permaneciendo en un solo lugar mucho tiempo debido a la necesidad de obtener
alimentos, así como la necesidad de prevenir que Saúl adivinara la ubicación de
David.
El alimento
no siempre era fácil de conseguir. David enviaba bandas de hombres a caballo
para ayudar a los agricultores con sus cosechas y rebaños y manadas, obteniendo
alimentos y suministros por sus servicios.
Un hombre
rico de Maón poseía un rancho de ovejas ahí; cerca del pueblo de Carmelo. Él
tenía tres mil ovejas y mil cabras, y estaba en su rancho en ese momento de la
esquila de ovejas. Su nombre era Nabal, y tenía una esposa hermosa e
inteligente, llamada Abigail. A pesar de sus posesiones, Nabal era un huraño,
antipático, y un hombre mal humorado cuyo principal interés era incrementar su
riqueza (v. 2-3). Nabal significa estúpido o malvado y veremos que sin duda era
todo eso.
Cuando
David escucho que Nabal estaba esquilando sus ovejas, envió a diez de sus
hombres jóvenes a Carmelo para darle un mensaje. Explicaron cuidadosamente que
nunca habían hecho daño a ninguno de los pastores entre los que vivían y nunca
les robaron. Entonces le pidieron a Nabal una pequeña contribución para David y
sus hombres, ya que era un tiempo festivo. Cuando los jóvenes dieron a Nabal el
mensaje de David, esperaron su respuesta (v. 4-9).
"Ustedes
dicen que fueron enviados por alguien llamado David, que es el hijo de
Isai?" Nabal les preguntó. "¿Quién es David y quien es Isai? ¿Se
supone que yo los conozco? ¿Y por qué debería creer que David los ha enviado?
Hay muchos siervos hambrientos en movimiento que se han escapado de sus amos.
¿Por qué han venido a mí?"
"Nuestro
líder está necesitado de alimentos para sus soldados, y él siente que tú
podrías estar dispuesto a ayudarlo", dijeron los hombres.
"¡Ah,
ahora sale!", se burló Nabal. "Están esperando que les dé el pan, el
agua y la carne que tengo que darle a mis esquiladores. Bueno, yo no los
conozco, y no voy a darle nada a extranjeros" (v. 10-11).
David no
estaba contento cuando se enteró de la actitud de Nabal, y decidió que Nabal
necesitaba una lección de cortesía. Dejando doscientos hombres para custodiar
el campamento, se llevó a los otros 400 marchando de regreso hacia el Carmelo.
Uno de los
hombres de Nabal tenía miedo que algo así podía suceder. Fue donde Abigail, la
esposa de Nabal, y le dijo lo enojado y despectivo e insultante que su marido
había estado con los hombres de David.
"Los
hombres de David fueron muy buenos con nosotros y nunca sufrimos ningún daño
por parte de ellos, de hecho nos protegieron y a las ovejas y nada nos ha sido
robado mientras estaban con nosotros, su terquedad y mal genio podría dar lugar
a problemas." El hombre explicó. (V. 12-17).
Ante el
temor de lo que David podía hacer, Abigail decidió tratar de reunirse con él
antes de que pudiera llegar a Carmelo. Mientras su marido estaba ocupado
supervisando la esquila, ella hizo que algunos de sus criados cargaran asnos
con comida, y envió a los criados y los animales cargados delante de ella.
Abigail esperaba que fuera suficiente para mostrar su agradecimiento por lo que
los hombres de David habían hecho. Había doscientos panes, dos pieles de cabra
llenas de vino, cinco ovejas sin esquilar, por lo menos diez galones de grano
tostado, cien racimos de pasas grandes y doscientos panes de higos secos.
Abigail
luego monto en un asno y fue tras de ellos. A medida que viajaba por el camino
se encontró con David viniendo hacia ella (v.18-20).
La ira de
David, encendida por la mala conducta de Nabal, estaba fuera de control y había
hecho saber a sus oficiales que no iba a dejar hombre con vida en el rancho de
Nabal, por lo que temporalmente bajaron, de un estado mental vengativo, por
debajo del nivel de carácter de Nabal.
En ese
momento apareció Abigail. Corrió por delante de sus criados, bajó del asno y
bajó la cabeza hasta el suelo delante de David.
"Sé
por qué estás aquí, señor", le dijo a David. "Yo soy la esposa de
Nabal, y puedo entender cómo te sientes debido a la forma en que él ha tratado
a tus hombres. Él es una persona huraña por naturaleza, y no puede comunicarse
con los demás sin causarles problemas. Si permites que yo hable, me gustaría
pedir disculpas por él."
"Tu
marido debe dar cuenta de sus propios defectos y pedir sus propias
disculpas", David solemnemente informo a Abigail, "pero estoy
interesado en lo que tienes que decir."
"Gracias,
señor", continuó Abigail. "Yo no sabía nada acerca de cómo tus
hombres fueron insultados por mi marido hasta que un criado me lo comunicó.
Ahora bien, es mi deseo tratar de reparar el daño trayendo este regalo de
alimentos aquí en estos asnos. No es mucho, pero confío en que te ayudará a
darte cuenta que estamos agradecidos por lo que tus hombres han hecho. Espero
que te ayude a recordar, si estás planeando destruir a mi marido y sus hombres,
que esta no es tu manera de resolver los asuntos. Por tu bien, así como también
el nuestro, confío en que tengas misericordia de nosotros. Yo sé que tu vida
últimamente está en peligro debido a que eres constantemente perseguido. Se te
presiona por tratar con dureza a tus enemigos, pero también sé que Dios debe
ser tu protección real contra los que se oponen a ti. Un día, pronto serás rey
de Israel. Espero que no tengas que recordar como tú y tus hombres cobraron la
vida de mi esposo y sus hombres por el mero hecho de una venganza. Si soy capaz
ahora de persuadirte a ser misericordioso, y si Dios es complacido por ello,
por favor, recuerda, cuando seas es el rey, que yo fui una ayuda para ti
"(v. 21 - 31).
David
estaba sorprendido y complacido a la vez por la comprensión de las palabras de
Abigail, la sinceridad y belleza. Aquí era razón suficiente para suspender la
expedición.
"Que
Dios te bendiga por encontrarme aquí", dijo David a Abigail. "Estoy
feliz de haber escuchado lo que tenias que decir para hacer que me diera cuenta
de cuan precipitado estaba en este asunto. Si no fuera por tus esfuerzos por
distraerme de mi objetivo, mis soldados, probablemente estarían castigando a
todos los hombres en tu propiedad en este momento. Y gracias por traer comida
para nosotros, realmente lo apreciamos. No voy a olvidar este gran favor
"(v. 32-34).
David y sus
hombres aceptaron alegremente la comida y David dijo a Abigail que regresara en
paz a su casa, y prometió que iba a llevar a sus hombres de regreso a su
campamento.
Cuando
Abigail regresó a su casa se encontró con que Nabal había organizado una gran
fiesta y estaba muy borracho. Así que Abigail no dijo nada sobre David aquella
noche a su marido. A la mañana siguiente, cuando se había recuperado, le
informó de lo cerca que había estado de perder su propiedad y su vida. Sus
temores, frustraciones y odios fueron demasiado para su corazón, y tuvo un
derrame cerebral y murió unos diez días más tarde, porque el Señor lo había
matado (v. 35-38).
Cuando
David se enteró de la muerte de Nabal, se dio cuenta que todo había sucedido a
través del plan de Dios. Él estaba muy agradecido por que había sido persuadido
de llevar a cabo su plan de precipitada venganza.
Matrimonio de David
Una de las
muchas decepciones de David durante su tiempo de destierro fue el enterarse de
que Saúl había dado a su esposa Mical en matrimonio a otro hombre. Abigail lo
había impresionado como una mujer hermosa e inteligente. David no perdió tiempo
en enviar mensajeros a Abigail a pedirle que se convirtiera en su esposa. Ella
rápidamente estuvo de acuerdo y tomando cinco de sus criadas, Abigail siguió a
los hombres de regreso a David (v. 39-42).
La Biblia
menciona otro matrimonio de David con una mujer llamada Ahinoam, pero no se
sabe cuando se realizo el matrimonio. También sabemos que David tuvo un número
de esposas (v. 43-44).
Cuando los
hombres de Zif vieron a David volver a su territorio, enviaron de nuevo hombres
a Saúl para informarle lo que estaba pasando. En esta ocasión Saúl no se hizo
esperar, como había hecho antes cuando se le informó de la presencia de David
en ese país. Eligió a tres mil de sus mejores soldados para perseguir a David y
darle caza. Saúl acampó en la orilla del desierto, donde David se escondía,
pero sabía de la llegada de Saúl, y envió a sus espías para vigilar sus
movimientos (1Samuel 26:1-4).
Vemos una
vez más el complot de Saúl para tomar la vida de David. Esto es una señal de
cómo Satanás tratara de destruir a Cristo, quien lo va a sustituir como
Estrella de la Alba.
Después de
determinar la forma en la que podía llegar al campamento de Saúl, David pidió
un voluntario para ir con él. Abisai, uno de sus sobrinos (1Cro. 2:13-16), se
ofreció a ir, y los dos hombres en silencio se acercaron sigilosamente hasta
donde Saúl dormía con algunos de sus oficiales, incluyendo a Abner, el
comandante en jefe (vs. 5 -7).
"Dios
te ha dado esta oportunidad de destruir a tu enemigo", susurró Abisai.
"No
tengo ningún deseo de acabar con él", le susurró a David. "Entonces,
déjame que lo haga por ti", declaró Abisai. "Voy a traspasarlo con
una lanza, con tal fuerza que ningún otro golpe será necesario para acabar con
él al instante."
"¡No!"
dijo David, agarrando el brazo de
Abisai. "Saúl fue ordenado por Dios para ser rey de Israel. Si lo matas,
Dios seguramente te va a castigar. Si Saúl debe morir, dejar que Dios lo haga.
Su tiempo vendrá, y probablemente en batalla contra los filisteos. Por el
momento, vamos a llevarnos su lanza y su jarra de agua y luego salgamos de
aquí. "
David y
Abisai abandonaron exitosamente el campamento de Saúl, sin despertar a nadie,
porque el Señor había hecho que Saúl y sus hombres cayeran en un profundo sueño
(v. 8-12).
Subieron la
ladera de la montaña frente al campamento hasta que estuvieron a una distancia
segura. Y David gritó a Abner y Saúl.
"¡Despierta
Abner!" David gritó al comandante en jefe.
"¿Quién
es?" Abner respondió.
"Tú
tienes la reputación de ser el oficial más valiente y más atento en el ejército
de Israel" David gritó. "Entonces, ¿por qué no te vimos ayer por la
noche? ¿Por qué permitiste que un intruso lograra acercarse tanto a Saúl, que
pudo haber matado al rey mientras dormía? Explícame, si puedes, que pasó con la
lanza de Saúl y su jarra de agua" (v. 13-16).
Entonces
Saúl dijo: "¿Eres tu David, hijo mío?"
"Yo
soy, señor" gritó David. "Por favor dime por qué tú y tus soldados
están buscándome otra vez. ¿Qué he hecho yo para que tú tengas deseos de
matarme? Si Dios te ha enviado en pos de mí, ¿por qué no me ha puesto en tus
manos? Sabes que Dios aceptaría una ofrenda si yo hubiera cometido un delito en
contra de ti. Si los hombres te han hablado en esta persecución, una maldición
debe caer sobre ellos porque hacen que me mantenga alejado del Tabernáculo y
venga a vivir entre los gentiles (v.17-20).
Entonces
Saúl confesó. "He hecho mal", le gritó a David. "Vuelve a Gabaa,
y me encargaré de que no sufras daño alguno, al igual que tu impediste que yo
sufriera algún daño ayer por la noche"
"Entonces
aquí está tu lanza", respondió David. "Envía a uno de tus hombres a
traerla. En cuanto a lo que ha sucedido aquí, Dios se encargará de cada uno de
nosotros de acuerdo a lo que cada uno de nosotros ha hecho. El hizo posible
anoche que yo pudiera tomar tu vida, pero no pude hacerlo porque él te ordeno
una vez como el rey de Israel. Como te he perdonado, confío en que Dios me
libre de la angustia y la muerte."
"Espero
que recibas la protección de Dios y sus bendiciones", Saúl le gritó.
"Creo que un día te convertirás en gobernante de Israel, y tendrás
éxito" (v. 21-25).
Es obvio
que un mal espíritu estaba presente en Saúl mientras seguía conspirando para
matar a David. También Satanás sabía que el Mesías iba a nacer a través de la
línea de David de la tribu de Judá, y no de la tribu de Benjamín, a través de
Saúl.
David pensó
que al final un día Saúl lo mataría, así que lo mejor era escapar a la tierra
de los filisteos. Así que David y los seiscientos hombres que lo acompañaban
fueron a Aquis, hijo de Maoc rey de Gat, y allí se instalaron con sus familias.
Cuando Saúl se enteró de esta noticia ya no buscaba a David (1Samuel 27:1-4).
Entonces
David le preguntó a Aquis si sería posible para él y sus soldados y sus
familias ir a algún pueblo pequeño del país para vivir. David señaló que no era
justo que los extranjeros vivieran en una ciudad real filistea por mucho
tiempo, porque el pueblo de los filisteos no lo entendería.
Aquis
estuvo de acuerdo y le dio Siclag. David vivía entonces en territorio filisteo
durante dieciséis meses (vv. 5-7).
Después de
que David y la gente con él, quedaron resueltas en Siclag, David subió y atacó
a los gesuritas y los gerzitas y los amalecitas. Cada vez que David atacó a uno
de estos grupos, todas las personas fueron asesinadas. El ganado fue capturado
y llevado ropa y luego regresó a Aquis.
Aunque Dios
había dado instrucciones a los hijos de Israel para destruir la mayor parte de
las tribus paganas en y cerca de Canaán (Éx. 23:20-25; Deuteronomio 7:1-5;..
1Sam 15:1-3), la razón principal de David para acabar con la gente del desierto
era evitar que la información de sus incursiones lograr que los Aquis, que
presume que estos ataques fueron contra las granjas y las ciudades de Israel.
Las
sangrientas incursiones en las tribus del desierto continuaron durante varios
meses. De vez en cuando capturaban algunas vacas, burros, camellos y ovejas que
eran hacinadas en Gat, para gran satisfacción de Aquis. En esos momentos le
pediría a donde los animales fueron capturados, y David podría explicar que
procedían de diversos lugares de la parte sur de Judá, de modo que Aquis se
llevó a creer que David había llevado a los israelitas. El rey de Gat estaba
más y más satisfecho con este estado de cosas, sin saber que David le estaba
engañando. A su juicio, David, un traidor a Israel, y que tenía un odio hacia
su propia gente que él siempre seguirá siendo una gran ayuda para los filisteos
(vv. 8-12).
En este
asunto, David no estaba siendo honesto. Posiblemente fue inspirado por Dios
para tomar medidas para preservar a sí mismo y a los que con él, pero sus
palabras y acciones eran demasiado extremas para indicar que Dios lo estaba la
copia de seguridad en todo lo que hizo. Esto también podría explicar por qué
Dios no permitió que David para construir el Templo en Jerusalén, cuando
finalmente se convirtió en rey, pues él era un hombre de guerra y había
derramado mucha sangre (1Cron. 22:7-8).
David había
estado en los filisteos desde hace más de un año (1Samuel 27:7), cuando Aquis
le confió que los líderes de la nación estaban planeando un ataque contra
Israel con sus ejércitos combinados.
"Por
supuesto que sus hombres se unirán a mis hombres para ir con las tropas que muy
pronto incremento desde todas las partes de los filisteos", dijo Aquis a
David.
"Entonces
verás por ti mismo lo que tu siervo se puede hacer", fue la respuesta de
David.
David no
prometerá fidelidad a los filisteos con esa afirmación. El rey de Gat supone
que David estaba hablando el enemigo de los filisteos, mientras que él se
estaba refiriendo a los enemigos de Israel.
Aquis dijo:
"Yo te haré mi guardaespaldas para toda la vida" (1Samuel 28:1-2).
Los
filisteos establecieron su campamento en Sunem, mientras que Saúl y los
israelitas acamparon en Gilboa. Cuando Saúl vio al ejército filisteo estaba
aterrorizado. Él le preguntó al Señor pero el Señor no le respondió. Saúl podía
pensar en un solo otra posibilidad. Aunque en el pasado había hecho grandes
esfuerzos para impulsar los magos, hechiceros, magos y de los medios fuera de
Israel, se enfrentó ahora con lo que él pensaba que era la necesidad de hacer
uso de dicha persona. Si él se había convertido a Dios en un espíritu de
arrepentimiento, Dios no habría permanecido en silencio.
"Búscame
una mujer que puede comunicarse con el mundo de los espíritus", le ordenó
a Saúl algunos de sus oficiales. No deseando que sea de conocimiento general lo
que estaba haciendo, Saúl escogió sólo a dos de sus oficiales que lo acompañara
a la mujer que era conocida como la bruja de Endor. Vestido con ropa de calle
para que no fueran reconocidos, se fueron por la noche a la ciudad de Endor. Saúl
se introdujo como alguien que desea ponerse en contacto con el espíritu de un
amigo muerto (vv. 3-8).
La mujer
dijo: "¿No sabes lo que Saúl ha llevado a cabo de la tierra los que tratan
con el mundo espiritual? Que podría ser condenado a muerte si es un rumor
empezara a que soy una bruja".
Saúl dijo:
"Te prometo que no te pasará nada si usted va a llevar el espíritu de
Samuel, el último juez de Israel, de entre los muertos" (vv. 9-11).
La mujer se
sobresaltó ante esta petición. Ella sabía que Samuel estaba muerto y no podía
aparecer en cualquier forma, pero era su oficio en contacto con los demonios
que se producen ilusiones y las voces de satisfacer a las personas que creyeron
en la antigua fábula de que los muertos pueden viajar alrededor en forma de
espíritu y se manifiestan a viven los seres humanos. Este concepto pagano
todavía se cree aún hoy entre los cristianos que se a largo plazo, aunque la
Biblia dice claramente que los muertos nada saben (Eclesiastés 9:5) y que la
primera resurrección de los verdaderos cristianos a la vida eterna como seres
espirituales, no será hasta que Cristo regrese a la Tierra (Apocalipsis 20).
Saúl debió haber sabido que los muertos no se comunican con los vivos, pero era
lo suficientemente desesperados como para intentar cualquier cosa.
Cuando la
mujer vio a Samuel clamó en voz alta que había visto elohim o dioses que sale
de la tierra y dijo a Saúl: "Ahora sé que tú eres el Rey Saúl. ¿Por qué
has tratado de engañarme? "
El rey le dijo
que no tuviera miedo y le preguntó lo que veía.
"Veo
un espíritu (Elohim) que sale de la tierra", dijo la mujer.
"¿Qué
aspecto tiene?", Preguntó Saúl.
"Un
anciano vestido con una túnica está subiendo", dijo.
Entonces
Saúl sabía que era Samuel, y él se inclinó con su rostro en tierra (vv. 12-14).
"Si
Dios se ha negado a ayudarle, ¿por qué me consulta?" la voz de Samuel le
preguntó. "A estas alturas usted debe entender que la gobernación del
reino de Israel ha sido tomado de vosotros y será dado a David, el hombre que
ha preocupado tanto tiempo. Esto se debe a que desobedeció a Dios en muchos
asuntos, incluyendo su negativa a destruir a todos los amalecitas y sus pertenencias”.
"Usted
no va a derrotar a los filisteos", continuó la voz. "Mañana será el
día de la batalla, y mañana tú y tus hijos serán asesinados tres y se unan a mí
en el estado de los muertos"
Esta
sorprendente declaración fue demasiado para Saúl, que ya estaba en una
condición debilitada por el hambre. Estaba tan asustado de lo que se enteró de
que se desplomó en el suelo. La mujer pidió a Saúl que comer algo para que
pudiera recuperar su fuerza, pero él se negó. Sin embargo, sus hombres también
le instó a comer y, finalmente, Saúl y sus hombres comían y luego salió a la
noche (vv. 15-25).
Por
supuesto, la figura de Saúl vio no era el de Samuel, físico o espiritual. Samuel
estaba muerto y enterrado, y no sería consciente hasta más de tres mil años más
tarde, cuando serán resucitados para encontrarse con Cristo, cuando el Hijo del
Dios del cielo para empezar a gobernar al pueblo de la tierra (Hebreos 11:32-35;
1 Cor. 15:51-52; 1Tes 4:14-17). La hechicera no había creado una ilusión por
sus propias fuerzas o bien, pero ella se puso en contacto erróneamente un
espíritu maligno que fue capaz de hacerse pasar por Samuel. Pero Satanás y los
demonios no pueden hacer nada que Dios no les permite hacer (Job 1:8-12).
Dios usa a
sus ángeles obedientes para muchos propósitos maravillosos. Pero también
permite a los caídos, o espíritus malignos, para promover o llevar a cabo
ciertos diseños, en la medida en que se encuentran en completo temor de su
Creador. Satanás y sus demonios normalmente siguen su camino propio mal, al
igual que muchos seres humanos hacen, pero Dios limita sus poderes y ejerce un
control sobre ellos cada vez que Él decida que es necesario.
Debido a
que Saúl miró a los espíritus malignos para el asesoramiento, Dios permitió que
un demonio para informarle que iba a morir a las pocas horas. Dios no quiere
que los seres humanos a buscar el contacto con los espíritus malignos
(Deuteronomio 18:9-13). Sin embargo, hay personas que incluso en estos días,
llamados medios, que afirman que ellos tienen el poder de ponerse en contacto
con los muertos. Ellos hábilmente provocar ilusiones y los sonidos a través de
medios naturales. Ellos no pueden ponerse en contacto con los muertos, pero
como en el caso de Saúl, que están invitando a los malos espíritus en contacto
con ellos.
Dios le dio
a Saúl cuarenta años para gobernar como rey de Israel. El número cuarenta es el
periodo establecido para el arrepentimiento, ya sea en días, semanas, años o
Jubileos. A medida que continuamos con la historia de los reyes, veremos que
David y Salomón también gobernaron durante cuarenta años cada uno. Para obtener
más información sobre este tema vea los papeles Cuarenta Años Para El Arrepentimiento
(No. 290) y también Gobierno
de los Reyes: Parte 1: Saúl (No. 282A)).
David
enviado de vuelta a Siclag
Los
soldados de Aquis eran los últimos en salir de los filisteos. Los gobernantes
de los filisteos le preguntó acerca de David y sus hombres de estar allí entre
sus filas. Aquis respondió: "¿No es este David, que era un oficial del rey
Saúl de Israel? Él ya ha estado conmigo por más de un año, y he encontrado
ningún defecto en él. "Esta respuesta enfureció a los líderes de otros, y
exigió que David se enviará a casa con sus hombres, para que no sean un complot
para atacar a las filas traseras de las tropas de los filisteos para ganarse el
favor de Saúl (1Samuel 29:1-5).
A pesar de
que estaba decepcionado en la pérdida de David y sus hombres, Aquis tuvo que acceder
a las demandas de los otros líderes. Si David estaba realmente decepcionado o
aliviado no se indica en la Biblia, aunque a Aquis le dio la impresión de que
estaba decepcionado.
Sin
embargo, esta decisión significaba que David se mantuvo en la lucha contra su
propio pueblo. Dios iba a hacer frente a Saúl en esta batalla y David se
mantuvo fuera de ella. Así que David y sus hombres se quedaron esa noche, y
volvió a Siclag mañana siguiente, cuando los filisteos se trasladó a posiciones
de combate (vv. 6-11).
David y sus
hombres llegaron a Siclag tres días más tarde para encontrar lo que los
amalecitas habían atacado la ciudad y la quemaron a la tierra. También se
llevaron todas las mujeres y niños, y siguieron su camino.
David y sus
hombres se entristecieron mucho y en voz alta lloraba de dolor, hasta que
fueron casi exhaustos.
Algunos de
los hombres de David lo culparon por la situación, e incluso se menciona la
lapidación hasta la muerte. Sus seguidores se dedicaron a él, pero la desgracia
de perder a sus familias temporalmente los llevó a ser aprovechada por un deseo
salvaje de venganza, y David era el único objeto que pudieron encontrar
(1Samuel 30:1-6).
David tuvo
que buscar a Dios por la respuesta. El sacerdote Abiatar, siendo acompañado a
los soldados, y David le pidió a orar sobre el asunto, pidiendo a Dios si se
debe perseguir a los amalecitas. David oró también. Dios hizo saber a ellos que
a los amalecitas debe llevarse a cabo. Para el alivio y la alegría de David,
Dios también predijo que los israelitas que superaría a los amalecitas y
recuperar todo lo que había sido tomada por ellos.
Así que
David y 600 de sus hombres después de los amalecitas. Cuando llegaron al
torrente de Besor, 200 de los hombres estaban demasiado cansados
para cruzar, pero los otros siguieron su camino. En el camino se
encontraron con un joven egipcio en el campo y lo llevaron a David. Él no había
tenido nada que comer ni beber nada durante tres días y tres noches por lo que
le dieron de comer (vv. 7-12).
"¿Quién
eres y de dónde vienes?", le pregunto David.
"Yo
soy un egipcio - el siervo de un amalecita", respondió. "Mi maestro
me dejó hace tres días porque estaba enfermo. "Estábamos regresando de
asalto en el Neguev, y habían atacado el sur de Judá y la tierra de Caleb, y se
había quemado Siclag."
"¿Sabes
dónde están los amalecitas ahora?" David le preguntó. "Yo te guiaré a
ellos si se jura por el Dios que no me va a matar y que no me va a llevar de
vuelta a mi señor", contestó el joven (vv. 13-15).
"No
tenemos ninguna intención de matar a usted o que le llevará de vuelta a su
amo," dijo David con firmeza el egipcio.
Así que los
condujo hasta el campamento amalecita donde se extendió a todos los campos,
comiendo y bebiendo y bailando con alegría, porque sus incursiones exitosas.
Cuando los
israelitas se precipitaron sobre ellos desde todas las direcciones de unos
minutos más tarde, los amalecitas eran tan sorprendidos de que tenían pocas
oportunidades de prepararse para defenderse. Una gran parte de ellos perdieron
la vida por ese primer ataque de David y sus hombres, pero alrededor de 400
amalecitas lograron escapar en camellos. Durante toda la noche y hasta la tarde
del día siguiente a los amalecitas luchado para vencer a los soldados de David.
Los hombres de David, finalmente acabó con la resistencia obstinada de los
últimos. Luego vino el rescate gozoso de las mujeres y los niños y otras
personas que habían sido tomados de Siclag. David encontró a sus dos mujeres sanas
y salvas. Esposas de otros hombres y sus hijos fueron descubiertos para ser
sanos y salvos por sus secuestradores. Los hombres de David reunieron a todos
los rebaños y manadas y los llevó por delante de ellos. Ellos le dijeron a
David que se trataba de su recompensa (vv. 16-20).
Cuando
llegaron al arroyo, donde 200 de los hombres de David se había quedado atrás,
David les dio la bienvenida con alegría. Los que se habían quejado porque estos
hombres se habían quedado comenzó a quejarse de nuevo. Esta vez tenía que ver
con cómo los bienes recuperados deben ser distribuidos.
David
fuertemente informó a los quejosos, "Por lo menos, visto a través de los
suministros pesados que quedan con ellos para que podamos viajar
más rápido. Los que se quedan atrás en la guerra deben recibir su parte justa,
y haré mi mejor esfuerzo para ver que Siempre será así en Israel "(vv.
20-25).
Y entre el
ganado y otros bienes a los amalecitas habían tomado de los filisteos, y que
ahora estaba en posesión de David envió valiosos regalos a los amigos de Judá
que habían ayudado a él ya sus hombres durante su largo calvario de huir de
Saúl (vv. 26-31).
Mientras
tanto, los filisteos los habían empezado la batalla contra Israel, y los
israelitas huyeron de ellos y fueron asesinados en gran número en el Monte
Gilboa. Los filisteos se acercaban a Saúl y mató a sus hijos Jonathan, Abinadab
y Malquisúa.
Entonces
los arqueros superaron a Saúl y lo hirió gravemente. "No quiero que se
diga que fui asesinado por un filisteo" Saúl le gritó a su escudero.
"Ejecutar a través de mí con la espada antes de que uno de estos paganos
llegue a mí."
Su escudero
tenía miedo de matar a su amo y rey, en la misericordia. También sabía que si
alguno de los israelitas debían verlo matar a Saúl, que no iba a creer que Saúl
lo había pedido.
Entonces
Saúl tomó su espada y se dejó caer sobre la punta de la hoja, y le atravesó.
Saúl murió
porque fue a consultar a un medio (es decir, un espíritu malo) y no se hizo
esperar en el Señor para una respuesta. A menudo, nuestras oraciones no son
respondidas, cuando pensamos que necesitamos algo, sino más bien que Dios nos
responde cuando es apropiado y dentro de su plan (cf. 1Crón. 10:13). Saúl
tampoco para alimentar al pueblo de Dios, Israel (cf. 1Crón. 11:2).
Cuando su
escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y murió con él.
Y Saúl, sus tres hijos, su escudero y sus tropas murieron juntos el mismo día
(1Samuel 31:1-6).
Cuando los
israelitas a lo largo del valle y los del otro lado los ríos Jordán vieron que
el ejército de Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían muerto,
abandonaron sus ciudades y huyeron. Luego vinieron los filisteos y ocuparon
ellos. Debido a que Israel había abandonado caminos rectos de Dios, ya no
tenían su protección.
El día
después de la batalla, los soldados filisteos establecido para despojar a los
israelitas muertos de sus armas y objetos de valor. Le cortaron la cabeza de
Saúl y lo despojaron de sus armas. Se enviaron mensajeros por toda la tierra de
los filisteos para anunciar la noticia en el templo de sus ídolos y entre su
pueblo. La armadura de Saúl fue colocada en el templo de Astarot, y su cuerpo
fue atado a la pared de Bet-sán (vv. 7-10).
Cuando se
enteraron de lo que los filisteos habían hecho a los restos de Saúl y sus
hijos, los hombres más valientes de Jabes-Galaad, decidió que se debería hacer
algo al respecto. Los guerreros de esa ciudad viajaron toda la noche para Bet-san
y se llevó los cuerpos de Saúl y sus hijos de la pared y los llevaron a Jabes,
donde los quemaron.
No era una
costumbre israelita, para quemar los cuerpos, pero los hombres de Jabes-Galaad,
no quería que los filisteos para recuperar lo que había sido tomada de ese muro
de Bet-sán. Después de que los restos habían sido quemados, los huesos fueron
enterrados bajo un árbol. Satisfecho de que habían hecho todo lo posible para
salvar a su antiguo rey de la profanación más por sus enemigos, los hombres
devotos de Jabes-Galaad pagar sus últimos respetos por el ayuno durante siete
días (vv. 11-13).
Así, el
impredecible Saúl llegó a su fin. Bajo su liderazgo, Israel tuvo momentos
buenos y malos. El bienestar de Israel no se ha determinado por completo por la
conducta de su gobernante, pero si un gobernante obedece a las leyes de Dios,
el pueblo que gobierna es más obediente. Y la obediencia a los caminos de Dios
siempre se lleva a la felicidad, la prosperidad y la protección (Deuteronomio
28:1-14).
Con la
muerte de Saúl se llega a la final de los primeros cuarenta años del reinado de
los reyes de Israel. Este período de cuarenta años es igual a los primeros
cuarenta años de la vida de Moisés-que era de 3 x 40 períodos de un año, es
decir 120 años. Este período también representa a los primeros 2000 años de la
creación hasta el diluvio y la vocación de Abraham.
Continuaremos
con la historia de los reyes de Israel en el papel El Rey David (No. CB92).
Fuentes de referencia:
Gobierno de los reyes
Parte I: Saúl (No. 282A) y
La
Nueva Biblia de Estudio Internacional.
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