Iglesias Cristianas de Dios

 

[052]

 

 

 

 

El Arrepentimiento y el Bautismo [052]

 

(Edición 2.0 19940903-19980505)

 

 

Este artículo se ocupa de las doctrinas concerniendo la predestinación y el llamamiento de Dios. El arrepentimiento y la conversión son requisitos previos al bautismo y están presentes también en la vida del Cristiano.

 

 

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El Arrepentimiento y el Bautismo [052]

 

 


Las Doctrinas Concerniendo la Predestinación

 

De entrar en el Reino de Dios es un acto de favor. Nadie viene a Dios por su propia comprensión. No es un proceso intelectual. Si fuese, luego los académicos entrarían en el Reino de Dios primero. Que ellos no lo hacen es evidente por lo que ellos dicen.

 

Todas las personas pecan. La humanidad está sin el Espíritu Santo. Por consiguiente, la mente humana está de punta con Dios. Por lo tanto la Escritura dice que la mente carnal es enemistad contra Dios (Romanos 8:7). Esto es traducido como la mente que es fijada en la carne es hostil a Dios en la RSV. La razón es que la naturaleza de Dios es dada a través del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, usted esta reñido con la ley porque usted no tiene la naturaleza de Dios.  Esa naturaleza está derivativa de Dios como el centro de la bondad. Dios es verdad, y sólo la verdad le puede poner en libertad (Juan 8:32). La verdad es así un concepto que fluye del Espíritu santificando el elegido (Juan 17:17-19). Así es que, usted no puede estar parte del Reino sin ser dado el Espirito Santo. Ese Espíritu se retira del pecado. Dios por consiguiente tiene que hacer una decisión consciente de exponer al elegido al Espíritu en la seguridad de que no fallarán. Él hace esto de Su omnisciencia divina. Fuimos así elegidos en Su descanso, Cristo siendo el primero (1Pedro 1:20), y escritos en el Libro de la Vida desde la fundación del mundo (Apo. 17:8). Sus trabajos se terminaron antes de la fundación del mundo (Hebreos 4:3).  Los elegidos son el trabajo de Dios.

 

Es Dios a través de Cristo, por medio del Espíritu Santo, que abre la mente de todo los elegidos empezando con los apóstoles, a fin de que las Escrituras puedan ser comprendidas (Lucas 24:45). Es por esta razón que Cristo habló en parábolas, a fin de que los que no estaban escogidos no entendieran. Así, voltearían de dirección y se salvarían (Mateo 13:10-17) antes de que fuesen capaces de entrar en juicio. Dios es misericordioso y no desea que nadie perezca (2Pedro 3:9). Así, por Su presciencia divina, cada uno es llamado según Su propósito. Porque esos que Él conoció de antemano, Él los predestinó a ser conformados a la imagen de Su hijo, para que él pudriese ser lo primogénito entre muchos hermanos. Esos que Él predestinó, Él también los llamó; Esos que Él llamó, Él también los justificó; Y esos que Él justificó, Él también los glorificó. ¿Qué luego diremos sobre esto? ¿Si Dios es para nosotros, quién está contra nosotros? (Romanos 8:28-31).

 

El Arrepentimiento y la Conversión

 

Para vivir o tener la vida eterna, Dios requiere que el género humano se arrepiente. A menos que se arrepienta, perecerá (Lucas 13:3,5) Cristo fue enviado a llamar al género humano al arrepentimiento (Lucas 11:32). Cristo empezó su ministerio después del encarcelamiento de Juan el Bautista (Mateo 4:12). El encarcelamiento de Juan tuvo lugar algún tiempo después de la Pascua de 28 EC (era actual) (Juan 3:22-24; 4:12) siendo la Pascua después del comienzo del ministerio de Juan en el decimoquinto año de Tiberio (Lucas 3:1). Desde ese tiempo, Jesús comenzó a predicar diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 4:17). Cristo mandó sus discípulos para predicar el evangelio de arrepentimiento, dándoles autoridad sobre los demonios o los espíritus inmundos (Marcos 6:7,12; Lucas 10:1,17-20).

 

Dos cosas son esenciales al arrepentimiento. La primera es un conocimiento del pecado y que uno ha pecado (Romanos 3:23). El segundo es estar capacitado para cambiar de dirección hacia Dios, a través de Su palabra. Así, usted debe ser dado la capacidad para entender la naturaleza del pecado y el contenido de los misterios de Dios. Los elegidos son dados poder sobre los demonios meramente para demostrar que sus nombres son escritos en el cielo y para controlar las acciones y las circunstancias que los rodean en las batallas espirituales que afrontan. Son así de confiados por ahí el hecho que son más fuertes que el poder de los demonios.

 

El arrepentimiento fue enseñado como el preludio para la remoción del pecado (o la maldad; Hechos 8:22) para que los tiempos de consuelo puedan venir de la presencia del Señor, a fin de que Él pueda enviar a Cristo quien estaba señalado para nosotros (Hechos 3:19-20).

 

Cristo así no es enviado a usted hasta el arrepentimiento. Éste es un proceso continuo. Cristo es enviado en una base individual así como también de una vez por todas. Los Trinitarios tienen dificultad con la comprensión de este proceso a causa de la equivocación de la Divinidad.

 

Los tiempos de ignorancia, como es llamado, Dios pasó por alto pero, después de Cristo, Él ordena que todas las personas se arrepienten, habiendo arreglado de antemano un día de juicio para ellos (Hechos 17:30). Así el arrepentimiento está extendido a los Gentiles (vea también a Hechos 15:3).

 

La conciencia del pecado y la falta de valor del pecador es el factor principal en el arrepentimiento. Así, el fariseísmo es lo peor de pecados porque el pecador no puede ver su falta de adecuación. Es engaño de sí mismo.

 

Dios remueve su trasgresión en cuanto que el este sea del oeste (Salmos  103:12). Note el sentido general de Salmos 103:6-14.

 

Salmos 103:6-14 6 Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. 7 Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. 8 Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre ni para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados, 11 porque, como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. 13 Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen, 14 porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo. (RV)

 

Del arrepentimiento y volviendo a Dios, el pecador arrepentido luego debe realizar acciones dignas de arrepentimiento (Hechos 26:20). Usted debe modificar su comportamiento. El pecado no es accidental; Proviene del condicionamiento de la mente. La mente se pone establecida en memoria a largo plazo que es una reacción físico química en el cerebro. Por esto es difícil a las personas combatir contra el pecado. Ellos deben alterar los procesos de la mente. Ésta es la base del texto: Encomienda a Dios tus obras, y Él establecerá tus pensamientos. Esto es expresado en la RSV tan: Encomienda a Dios tus obras, y Él establecerá tus planes (Proverbios 16:3; vea también 2 Corintios 10:5).

 

La KJV quizá capta el significado más amplio de la acción del cerebro. Es un proceso en curso. Algunas estructuras sociales están tan debilitadas que no pueden vencer sus problemas. Dios destruyó Sodoma porque ellos no pudieron ser rectificados dado el límite de tiempo y la operación del plan y su capacidad para ser alcanzados para el arrepentimiento. En otras palabras, estaban demasiado debilitados mentalmente para reaccionar a los mensajes que a ellos les eran dados. Así, el Señor no es permitido por las personas a rehabilitar las naciones en estos últimos días, aunque el testigo de la profecía y la Escritura están antes de ellas. Por eso es que Sodoma condenará a nuestras personas (Mateo 11:23-24; Marcos 6:11; Lucas 10:12) – porque tenemos el mensaje de Cristo y ellos no lo tuvieron.

 

Así la llamada de Dios según la secuencia predestinada de acontecimientos es la primera etapa o fase del proceso para entrar en el Reino de Dios. Dios sabe el fin desde el principio. Él no predestinará a las personas que fallarán. Así, muchos son llamados y pocos están escogidos (Mateo 22:14).

 

Dios deliberadamente no mete a personas en juicio hasta que puedan ser supeditadas al proceso. Así, los llamados que no son escogidos vuelvan simplemente a la segunda resurrección. Todos esos, por ejemplo, quienes son bautizados en la iglesia en el presente y quienes revierten al Trinitarianismo van a la segunda resurrección. Ellos simplemente no son traídos en juicio. Dios no se revela a ellos. El requisito para estar en la primera resurrección, que es tener vida eterna, es conocer al Único Verdadero Dios y a Su hijo Jesucristo (Juan 17:3). Juan 17:3 se aplica a ambas resurrecciones y a todas las personas. Ningún adorador de un dios falso, ya sea uno que aparenta ser Cristiano como hace los Trinitarios, por ejemplo, o de otros dioses falsos, heredará la vida eterna aun en la segunda resurrección. Ellos serán educados fuera de su error, por los elegidos, quienes serán sus maestros como seres espirituales. Si no se arrepienten en la segunda resurrección, morirán y serán quemados en Gehena (Infierno). Ellos serán afrontados con la opción sobre los cien años (Isaías 65:20). ¡ Ellos se arrepentirán o morirán! Eso se aplica a cada pecado dentro de la categoría de los mandamientos de Dios. El primer gran mandamiento - Amará al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente (Mateo 22:37; Marcos 12:28; Lucas 20:27-40, vea Deut. 6:5) - abraza los primeros cuatro mandamientos de los diez. El segundo gran mandamiento - Amará a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39, vea Levítico 19:18) - abrazas los últimos seis mandamientos. En estos dos mandamientos grandes o centrales cuelga toda la ley y los profetas (Mateo 22:40). Así, los diez mandamientos no son exclusivos; Son la expansión de los dos y el foco de la ley como dada por el Mesías a Moisés a través del Espíritu Santo. El arrepentimiento es el proceso de regresar a Dios dentro de Su estructura (Malaquías 3:6-12) (vea la serie sobre la Ley en el artículo La Ley de Dios [L1]).

 

Este proceso de regreso a Dios ocurre como una parte de la acción de saber o viniendo a conocer a Dios (Juan 17:3; 10:37-38). Cristo revela al Padre al individuo después de que el Padre se los dé a Cristo para empezar el proceso (Juan 6:44,57,65). Así, el llamado tiene lugar desde el principio del mundo y es sistemático. Es la primera de tres fases, la segunda fase siendo el bautismo y la tercera el arrepentimiento en curso.

 

El Bautismo

 

Toda autoridad fue conferida en Cristo después de su resurrección (Mateo 28:18). Él ordenó que sus discípulos salen y hacen discípulos de todas las naciones bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19). Enseñándolos a hacer todo lo que Cristo ordenó. Así, él estaría con ellos siempre hasta el fin de la época (Mateo 28:20).

 

El arrepentimiento debe estar acompañado por el bautismo para el conferir del don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). Usted no puede recibir al Espíritu Santo a menos que usted se arrepienta y sea bautizado, así naciendo de nuevo. A menos que usted nazca nuevamente, usted no puede entrar en el Reino de Dios (Juan 3:3,5). El arrepentimiento es condicional al bautismo y recibimiento del Espíritu Santo. Así el bautismo del infante se impide lógicamente siendo en contra de la Biblia. El bautismo es el primero de solo dos sacramentos de la Iglesia.  El otro es la Cena del Señor (vea el artículo Los Sacramentos de la Iglesia [150]).

 

La condición previa del arrepentimiento fue enfatizada por la misión de Juan el Bautista, quien fue el precursor del bautismo del Espíritu Santo en Cristo (Marcos 1:4,8). Juan declaró que Cristo bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego, concerniente a los impenitentes (descritos como paja) (Lucas 3:16-17).

 

El Espíritu Santo es conferido según la dirección de Dios. A petición, significado poniendo los manos sobre la persona, el Espíritu Santo entra en el individuo. El Espíritu Santo no es conferido por la persona que ponga sus manos sobre el individuo. La(s) persona(s) poniendo sus manos sobre las personas bautizadas hace(n) eso como el(los) representante(s) de la iglesia preguntándole al Espíritu Santo que honre la petición de la iglesia y del individuo y entre al recipiente para cualquier actividad que es implicada. Por eso la condición del oficial de la iglesia es irrelevante para la validez del proceso. Cristo dijo que lo que sea dos o tres de usted aten en la tierra está atado en el cielo (Mateo 18:18-20).

 

Mateo 18:18-20 18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, 20 porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (RV)

 

El Espíritu es así conferido para cada aspecto del trabajo por Dios y no es conferido por ningún hombre. El Espíritu Santo opera de antes del bautismo en tratar con cada individuo. El Espíritu lleva al elegido a Dios a través de Cristo (Hebreos 7:25). Las primicias del Espíritu son dadas al individuo en el bautismo, de Romanos 8:23, que indica claramente que la adopción no ocurre hasta la redención del cuerpo. Así renacemos pero continuamos a crecer en el espíritu diariamente en Cristo Jesús hasta que vengamos a la gloria de Dios (vea los artículos El Espíritu de Adopción [034] y Nacido de Nuevo [172]).

 

Este otorgamiento del Espíritu Santo en el bautismo es el agua de los pozos de salvación prometida por Dios a través de Sus profetas (Isaías 12:3). Esta agua del Espíritu Santo fue la promesa de Dios a Jacob escrita en Isaías 44:3. El Señor Dios es la fuente de agua viva (Jeremías 2:13; Jeremías 17:13; También Zacarías 14:8). Éste es el río del agua de la vida (Apo. 22:1). Cristo, hablando del Espíritu (Juan 7:39), dijo que de él flujo agua viva (Juan 4:10-14; Juan 7:38, vea Isaías 21:3; Isaías 55:1; Isaías 58:11; Ezequiel 47:1). Israel es espiritualmente limpiado por agua, de Ezequiel 36:25, cuál es el agua de la vida o el Espíritu Santo. Los elegidos toman de esta agua que no tiene precio (Apo. 22:17).

 

Arrepentimiento en Curso

 

El arrepentimiento es un proceso en curso. El arrepentimiento debería hacerse más profundo con los años después del bautismo. La Iglesia en Éfeso fue llamada a arrepentirse y acordarse lo que fue de cuál había caído, y a hacer otra vez las obras que hizo al principio (Apo. 2:5). Asimismo, la Iglesia en Pérgamo fue llamada a arrepentirse (Apo. 2:16); Así era también la Iglesia en Tiatira (Apo. 2:21-22) cuál tuvo apostatas tirados encima de una cama con los maestros religiosos falsos. La Iglesia en Sardis también fue llamada a arrepentirse, o Cristo vendría sobre ellos como un ladrón por la noche y no sabrían qué hora él venía (Apo. 3:3). Esos que Cristo ama, él reprueba y castiga. Él exige que ellos (en este caso los de Laodicea), sean ardientes y se arrepientan (Apo. 3:19). El arrepentimiento está así en curso para todas las Iglesias de Dios, siendo la responsabilidad de todos (Santiago 5:19-20).

 

El arrepentimiento es así la condición previa al Reino de Dios. Si no eran por los elegidos que son el Templo de Dios (Levítico 26:12; 1Cor. 3:16-17; 6:19; 2Cor. 6:16; Efesios 2:19-22) y parte del proceso que Dios puso en movimiento desde el comienzo del mundo, no habría sobrevivientes (Mateo 24:22). Dios le habría permitido a toda la humanidad Adámica extinguirse como Él deseó con los Nefilim.

 

Dios está actuando para tratar con la humanidad a través de Jesucristo y los elegidos que estaban escritos en el Libro de la Vida antes de la fundación del mundo. Los elegidos fueron predestinados a ser llamados. Ellos fueron llamados al arrepentimiento. El arrepentimiento era condicional para recibir el Espíritu Santo, lo cual sólo podría ser simbolizado por el bautismo. El arrepentimiento está en curso después del bautismo a fin de que usted pueda crecer en el Espíritu hasta que usted viene en la perfección y la adopción, la cual es la redención del cuerpo.

 

Aquellos que han caído dormido deben ser resucitados en carne y hueso a fin de que pudrieran ser transformados como lo fue Cristo, como la ofrenda de la gavilla mecida. Mesías fue la primera de las primicias. Él se convirtió en un hijo de Dios en poder de su resurrección de entre los muertos (Romanos 1:4). Somos también las primicias: Dados el Espíritu en el Pentecostés y redimidos en la Venida. La secuencia de los Días Santos representa estos aspectos de nuestro llamado y la conciliación con Dios el Padre a través de Jesucristo.

 

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