El Mensaje de Sábado

Por Wade Cox

Pentecostés 08/03/28/120

 

Estimados amigos,  

Hoy es el día de Pentecostés, la Fiesta de las Semanas. Hemos estado a través de una serie de mensajes que tratan sobre la defensa de la Iglesia y la defensa de unos a los otros en la fe. Lo que nos conforma en un solo cuerpo es el Espíritu Santo. Ese Espíritu fue entregado en este día y por eso conmemoramos cada año ese acontecimiento.

Es el Espíritu Santo que nos guía y nos mantiene unidos. Nos hace un cuerpo y nos permite tener una relación con Dios y tener vida eterna.

Muy a menudo pasamos por alto el hecho que es el Espíritu Santo que trabaja entre todos nosotros en la Iglesia. Nos llena, nos une y nos dirige a todos.

El Espíritu Santo es el Espíritu de poder y el de una mente saludable. Por su poder somos capaces de conseguir todas las cosas. Ese poder es un espíritu de amor que nos convierte a todos en seres capaces de transformarnos en elohim o dioses. Ese proceso se detalla en el trabajo Los Elegidos como Elohim [001].  

Muy a menudo, a los Trinitarios, que enclaustran a Dios en tres seres, les parece extraño que se diga que Dios es un ser extenso que se extiende a Sí mismo para abarcar a toda la humanidad. Al final, cualquier persona que alguna vez ha vivido, que es descendiente de Adán y parte de la creación que no ha sido corrompida por el ejército caído, se convertirá en un elohim o dios.

La palabra “elohim” es una palabra plural que abarca entidades solas y una pluralidad como dioses y se extiende para cubrir al Ejército entero de los Hijos de Dios.

Este futuro, que está siendo extendido a toda la humanidad, es una perspectiva muy emocionante. Al final, se le otorgará a cada persona la oportunidad de obedecer Dios y participar en Su plan.

Hemos enfatizado una y otra vez la exigencia que tenemos de demostrar amor entre nosotros y para con los demás. Quizás algunos piensen que le ponemos demasiado énfasis en este hecho. Sin embargo, sobre ese aspecto somos identificados y sobre esa base somos juzgados en nuestra habilidad de ser parte del Templo de Dios.

Cada persona camina con Dios y Jesucristo. Cristo es su cabeza y Dios es la cabeza de Cristo. Cada persona tiene comunicación directa con Dios y nadie le puede quitar eso a cada uno de nosotros excepto nosotros mismos. Somos nosotros quienes permitimos que Satanás interfiera con nuestra relación. Él no tiene ningún poder sobre nosotros salvo aquel que nosotros le concedemos por nuestra propia debilidad y como Dios lo permita.

En esta Fiesta nos reunimos por dos días. No parece mucho tiempo y pasa muy rápido, pero los hermanos se reúnen para reforzarse en el Espíritu Santo durante este tiempo. Esta fiesta es tan importante como las otras dos fiestas de más duración. A menudo los hermanos también tienden a disminuir la importancia de las ofrendas durante este tiempo y optan por ofrecer un poco menos. A veces es porque ellos no están seguros acerca de los Tabernáculos ni de cuánto dispondrán para llegar hasta el sitio y para quedarse para la duración de la fiesta más larga. Sin embargo, recuerden durante esta Fiesta la importancia del trabajo que tiene que ser cumplido.  Recuerden también a sus hermanos y hermanas que no han recibido tantas bendiciones como ustedes en términos mundanos. Ofrezcan cómo y cuánto puedan para que nosotros podamos ayudarlos.

Dejen ir su pan sobre las aguas y volverá a ustedes después de muchos días.

También la Palabra de Dios no regresa vacía. Mientras trabajamos, así también el Espíritu Santo puede alcanzar a aquellos destinados a ser llamados. Tenemos que trabajar para permitir que otros sean llamados. Por nuestro esmero ellos serán capaces de ver, oír y entender. A menudo, cuando se les abren los ojos, entonces se enfrentan a una búsqueda por la fe y por la verdadera Iglesia de Dios.

Recientemente, un hombre que había estado bautizado por muchos años, vino a nosotros y dijo que las secuelas de la destrucción de las Iglesias de Dios en los últimos veinte años lo habían desalentado. Él estaba calificado académicamente. Nos dijo en sus propias palabras algo como esto: “Sé que la CCG (Iglesias Cristianas de Dios) dice la verdad y lo hace de forma académicamente correcta. Realmente no tengo ninguna otra opción, sabiendo lo que sé. Yo no puedo quedarme sentado en casa y no hacer nada.  Tengo la obligación de apoyarlos”.  Él sabía que Cristo estaba trabajando en algún lugar y que él tenía la obligación de encontrar y apoyar aquel trabajo, o si no él sería juzgado por haber enterrado su talento. Por lo que el Espíritu le había mostrado, la fe se estaba predicando en la CCG, muy por el contrario de todas las otras Iglesias de Dios que él había visto y con las que él tuvo contacto.

A menudo recibimos correos electrónicos felicitándonos por poner nuestra obra a disposición de las iglesias de casas. Aún así, todavía hay muchos que no ven la real y seria obligación, entregada a todos nosotros, para apoyar a esta obra.

El Espíritu Santo sin duda alguna podría ir y convertir al mundo entero y aplastar a los demonios en un instante. En efecto, podríamos ser completamente innecesarios en esta obra. Pero Dios no ha decidido hacerlo de esa forma. Él ha decidido darnos a cada uno de nosotros una semilla de mostaza y usarnos para construir esa estructura usando los regalos del Espíritu pues Él nos ha dado esos regalos. Somos usados para trabajar y entrenarnos los unos a los otros pues Él ha decidido llamarnos y darnos el Espíritu Santo. Él no puso al Espíritu a disposición del mundo durante cuatro mil años de la creación. Sólo a partir del advenimiento del Mesías es que Él lo puso a disposición de nosotros, y luego sólo en forma limitada. Parece ser arbitrario y quizás elitista, pero es lo que Él ha decidido hacer, y nosotros no somos quiénes como para quejarnos o cuestionarlo.

Debemos estar agradecidos porque se nos ha dado el entendimiento.  También debemos tener cuidado que no nos quejamos en lo que tenemos que hacer. Al amarnos los unos a los otros, también debemos mostrar respeto los unos a los otros. Debemos estimar a otros más que a nosotros mismos.  Demos gracias por todas las cosas y regocijémonos por todas las cosas.

En la gerencia, vemos de primer mano el sacrificio de los hermanos. A menudo los hermanos no ven cuánto es lo que hacemos, y frecuentemente subestimamos lo que otros hacen por nosotros en la Iglesia. A menudo no vemos ni apreciamos el esfuerzo y valor de las oraciones de los hermanos.  Mucha de la obra de Dios se hace sobre las rodillas de viudas y viudos de avanzada edad de escasos recursos. Lo que se considera como tontería por el mundo está cargado de poder en el Espíritu Santo. Los demonios saben quienes somos y desean conocer lo que se nos ha revelado y a través nuestro.

Den gracias por el trabajo y los trabajadores que se nos ha dado. Pídanle a Dios que incremente nuestras filas para que podamos conseguir más de acuerdo con Su plan.

No se desanimen por el hecho de que somos pocos y no tenemos mucha fuerza. Nos convertiremos en columnas del Templo de nuestro Dios.  Ámense los unos a los otros, y aprovechen este Pentecostés para reforzar vuestras relaciones con los demás. Renuévense en el Espíritu Santo en poder y fuerza a través de nuestro amor a Dios y nuestro amor entre los unos y los otros. 

 

Wade Cox

Coordinador General