El Mensaje de Sábado

Por Wade Cox

Sábado 05/04/28/120 

 

Estimados amigos, 

Esta semana me hicieron recordar de un error teológico muy serio referente a la doctrina de la cura de la Iglesia.

Una persona en otra de las Iglesias de Dios había sido confrontada con el hecho que su esposo, que era Pentecostal, creía que toda enfermedad era resultado del pecado. A pesar de que su dolencia provino de una enfermedad hereditaria y genética del padre, esta forma de pensar condujo a un posible impedimento del tratamiento del niño. El peligro de pensar de esta manera es evidente.

Aún si fuera un hecho que la enfermedad fuese el resultado del pecado, el pecado tendría que haber sido puesto a los pies de los padres.

Este error teológico se introdujo en las Iglesias de Dios a través de una debilidad teológica fundamental de parte de Herbert Armstrong y la Iglesia Universal de Dios. Nosotros hemos tratado sobre esta herejía anteriormente. Este error ocurre de vez en cuando en las Iglesias de Dios y ahora es un resultado del error Pentecostal, en particular en los EE.UU.

El problema o error se deriva de algunos comentarios hechos por Cristo acerca de la curación de las personas y el perdón de sus pecados. También viene del concepto de las curaciones de los fieles que él realizó a través de sus azotes o su sacrificio sobre la estaca (stauros). Es decir, hemos sido curados por sus azotes.

El problema viene al entender qué es lo que fue curado por la muerte de Cristo sobre la estaca.

El error proviene de un malentendido de la dualidad de la enfermedad física y espiritual. También viene de un malentendido de las causas de la enfermedad física.

Es un asunto de doctrina bíblica que la muerte vino por el pecado de Adán, y que por ese pecado, toda la humanidad fue destinada a morir una vez. Así, el hecho es que morimos a consecuencia del pecado de Adán. La muerte es inherente en la especie humana debido a aquel error original.

Los pecados y errores compuestos de la especie humana han llevado, con el paso del tiempo, a una serie de desórdenes genéticos y predisposiciones para algunas enfermedades. Algunas de estas enfermedades son los trastornos mentales. La gente con aquellos desórdenes no puede evitar el hecho de que ellos están enfermos o que sus sistemas llevan una bomba de tiempo genética. A menudo, el desorden se encuentra inactivo hasta que la condición se hace evidente ya sea por matrimonios específicos o problemas ambientales que no son, en ese momento, obvios para la gente afectada. También, a menudo las enfermedades y los problemas son el resultado de la ignorancia por parte de los padres o de las familias. Ningún pecado en sí está implicado en esto, a parte del pecado de ignorancia. 

Sobre el tema de la ignorancia, a menudo es la comunidad religiosa la que fomenta esa ignorancia por su forma de pensar estúpida y farisaica. Es probablemente cierto decir que el fariseísmo religioso ha matado a más personas en el transcurso de los años que cualquier otro factor independiente. En el pasar de los años, la gente ha sido sacrificada, asesinada, o abandonada a su muerte bajo diversos pretextos solamente para apaciguar la percibida voluntad de una deidad u otra.

La doctrina que enseña que la enfermedad es el resultado del pecado es una doctrina de demonios y no es confinada al Cristianismo. El apóstol Lucas era médico. Si la enfermedad fuera castigo por el pecado, entonces él habría estado actuando directamente en contra de la voluntad de Dios al tratar las enfermedades resultantes de la opción de la humanidad para desviarse de las leyes de Dios. La Biblia define el pecado como la transgresión de la Ley de Dios.

Muy a menudo, es la gente que se percibe a sí misma como saludable y, desde su punto de vista, libre de pecado quién clasifica aquellos que están enfermos como pecadores y mereciendo lo que sufren. Esta doctrina perversa es también endémica en el Hinduismo y Budismo, y también emerge bajo el destino herético basado en la teología del Islam. Hemos visto a hindús oponerse al tratamiento para sus propios niños. Han racionalizado que sus hijos incurrieron los pecados en vidas anteriores; por eso, es culpa del niño y karma divina. De esta manera, esquivan el tema de sus pecados personales pasados a sus hijos. En su visión teológica, una persona reencarnada puede saltarse a familias, naciones y hasta especies. Por consiguiente, el ser se lleva los pecados y beneficios con él.

Este punto de vista también fue endémico entre los celtas y es una herejía muy seria y antiDios. Curiosamente, ese modo de pensar parece que está introduciéndose y dañando a las personas que fueron las bajas teológicas del colapso del sistema de la Iglesia Universal de Dios. En realidad, unos han acogido las sectas chinas como el Falun Gong y la doctrina del Alma Inmortal junto con su papel en la reencarnación.

Aún así, todos estos errores se ven afectados por esta teología falsa de la herejía que la enfermedad corresponde al pecado. 

El planeta está colapsando, por si alguno no lo ha notado. La prosperidad relativa del mundo Occidental no significa que Dios apruebe su estilo de vida. De hecho, ellos son los que contribuyen al colapso del planeta. A su debido tiempo, ellos sufrirán también las consecuencias de sus propias acciones. La ciencia médica trabaja excesivamente para controlar las enfermedades terribles que se desarrollan y se transforman más rápido de lo que se puede desarrollar antídotos o curas.

Es justo decir también que los sistemas religiosos en el planeta son los pecadores más deliberados de todos los sistemas y formas de vida. Satanás y el ejército caído han desarrollado deliberadamente un sistema religioso que corrompe las Leyes de Dios y las pervierte en una miríada de sistemas falsos. Todas las religiones principales sobre el planeta están diseñadas para corromper las Leyes de Dios de las formas más sutiles.

Satanás trabaja para corromper la fe verdadera estableciendo sistemas falsos para distraer al pueblo. A cada sistema se le permite estar más cerca a la verdad únicamente en cuanto es necesario parar que las personas sean llamadas por Dios en la fe y la Iglesia de Dios bajo Jesucristo.

El error es deliberadamente instigado para destruir, desalentar, e impedir al género humano buscar el acceso a la fe en el Espíritu Santo. 

La instigación del evangelio de riqueza / salud es un maravilloso modo de promover la intolerancia y la falta de respeto hacia los demás. La opinión de que la enfermedad equivale al pecado es una doctrina de demonios y no tiene lugar alguno en las Iglesias de Dios. Esta opinión no debe ser tolerada entre nosotros. 

Todos nosotros tenemos daños por accidentes laborales o errores de juicio de parte de otros o nosotros mismos. Como en el caso mencionado antes, esto también puede ser resultado de la genética transmitida por nuestros padres y antepasados desaparecidos por mucho tiempo. Está escrito que los pecados de los padres afectan a los hijos hasta la tercera y cuarta generación.  En este sentido, no es un factor de curación por el bautismo de Cristo de modo físico. Hemos visto a muchos de los oficiales de la Iglesia conferir curación a través de la imposición de manos y también a través de telas ungidas enviadas a grandes distancias, y sin embargo, no ser capaces de curarse a sí mismos o ser curados por otros. ¿Es porque su pecado es mayor?  Basado en la doctrina ya mencionada, debería ser así. Por otro lado, algunas organizaciones eclesiásticas ven a aquellos que han sido curados a través de un médico como pecadores, incluso también por solicitar ayuda. Que manera de pensar tan extraña y primitiva.

Recuerde que orar y ayudar a los enfermos y a los menos capacitados entre nosotros es una expresión de amor.

No asuma que porque alguien esté enfermo significa que él o ella ha pecado. Recuerde, está designado a todos los hombres morir una vez. Esperemos que todos los que mueren lo hagan de la manera menos incomoda posible.

Los ancianos justos entre nosotros fallecerán para protegerlos de los problemas que están por venir (Isaías 57:1-2).

Muchas familias han sido atormentadas por enfermedades y muerte prematura. La opinión de que la enfermedad y la muerte son resultado del pecado de la persona es un error serio que atormenta a los individuos que sufren.

Hasta hemos visto que tales opiniones son transferidas a otros por esa gente que las sostiene y que han tenido la enfermedad en su descendencia. Hemos visto también a aquellos con dolencias atacar a otros por no haber rezado lo suficiente por ellos con el paso del tiempo.

Otros, que pidieron a la gente que rece por ellos, aún así han sido afectados por alguna enfermedad.

En algunas ocasiones, parece que Dios ha permitido la enfermedad en las congregaciones para exponer los que se creen muy justos y buenos en su propia herejía. 

Tengamos cuidado en la forma como tratamos con otros. Por nuestro amor, todos somos animados. Por nuestro amor, nos mantenemos firmes en la fe.

Amémonos los unos a los otros y mostremos así que amamos y obedecemos a Dios.  

 

Wade Cox

Coordinador general