Iglesias Cristianas de Dios

 

[092]

 

 

 

 

 

El Alma [092]

(Edición 2.0 19950225-20010127)

 

 

La posición bíblica sobre el Alma es una doctrina clara y simple, que ha sido alterada por el sincretismo dentro de la Iglesia de los primeros años. Generalmente, la posición de los sistemas religiosos ha sido la que afirma que el alma es eterna. Ésta no es la posición verdadera de la Biblia. 

 

 

 

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El Alma [092]

 

 


La posición bíblica sobre el Alma es una doctrina clara y simple, que ha sido alterada por el sincretismo dentro de la Iglesia de los primeros años. Generalmente, la posición de los sistemas religiosos ha sido la que afirma que el alma es eterna. Ésta no es la posición verdadera de la Biblia. El desarrollo del llamado punto de vista Cristiano y su relación con el punto de vista bíblico han sido examinados aquí.

 

El Alma y la Biblia

 

Como se discutió en Cox, Creación: Desde una Teología Antropomórfica a una Antropología Teomórfica [B5], el concepto de la existencia de un alma como una entidad luego de la muerte ha sido un tema constante, el cual se originó del Animismo babilónico, o sea la teología caldeana. El concepto es lógicamente politeísta. La Biblia dice muy categóricamente que los muertos permanecen así hasta la resurrección, ya sea la primera o la segunda resurrección. Nadia ha sido resucitado a parte de Cristo; el resto de los elegidos están dormidos (1Tes. 4:13-18). Pero los muertos serán resucitados:

 

1Corintios 15:16-18 16 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. (RV)

 

Pero, de hecho, Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, el primer fruto de aquellos que se han dormido (1Corintios 15:20). David murió y fue enterrado y su tumba está con nosotros hasta estos días (Hechos 2:29).

 

Juan 3:13  Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. (RV)

 

La necesidad de una resurrección física o corporal se deriva de esta posición. La negación de una resurrección corporal, que estuvo de moda con el Trinitarianismo, es incorrecta proviniendo de una mal interpretación de la secuencia de los sacrificios y ofrendas de la Pascua. Es necesario tratar sobre la resurrección con mucho detalle para llegar a comprender la relación entre Cristo y la humanidad con Dios, y la manera en que la Biblia dice que el hombre heredará la vida eterna.

 

La doctrina del Alma parece haber sido propagada a fin de infundir en la mente de los humanos que el individuo tiene existencia después de la muerte y no está, por lo tanto, totalmente dependiente de Dios para su resurrección y existencia perpetua. La explicación bíblica para las falsas ideas de necromancia o de la consulta con los muertos es que es un engaño común del Ejercito caído. Así fue cuando Saúl se acercó a la bruja en Endor. Se cree que la bruja tuviese un demonio familiar, un  "&! Öwb or obe, de la idea de hablar cosas sin sentido como desde una botella o jarro, así fue usado por ventrílocuos, o por necromancia con un espíritu familiar por ilusión falsa. El concepto que un espíritu puede ser traído de vuelta de la muerte se sostiene como una realidad a raíz de la falsa ilusión donde la bruja de Endor trajo de vuelta de la muerte a Samuel. No fue, sin embargo, Samuel quien fue traído de la muerte. Algunos tratan de decir que la entidad fue, en realidad, un demonio que la mujer vio; pero, la mujer se asustó de lo que vio:

 

1Samuel 28:13 ¿Por qué me has engañado?, pues tú eres Saúl. No temas. ¿Qué has visto? le respondió el rey. He visto dioses que suben de la tierra dijo la mujer a Saúl. (RV)

 

La palabra que ella usó aquí para los dioses es elohim, por eso la entidad (o entidades) que ella vio y que habló con Saúl fue un elohim. Fue un elohim quien retiró del reinado a Saúl y pronunció su castigo. Comunicarse con los espíritus es hechicería porque rompe el primer mandamiento y, por lo tanto, es rebelarse en contra de Dios (1Samuel 15:23).

 

Juzgando el temor de ella, podemos concluir que no era un poder que ella conocía o en él que ella era competente. Ningún demonio podría haber retirado del reino a Saúl pues ellos no tenían esa autoridad. Una aseveración de que esta entidad era un espíritu caído o un demonio sólo puede descansar en la premisa de que cuando una entidad actúa en contra de la voluntad de Dios, ese ser cae automáticamente bajo la autoridad de los elohim caídos. Esta instancia parece estar en contra a los conceptos afirmados por Pablo, quien entendió este asunto debido a su entrenamiento. Un elohim con esta autoridad lógicamente debería ser uno del Ejercito leal. La idea equivocada con respecto a esto viene probablemente de la mala traducción en la NKJV, en la NIV, y así en más, porque los traductores no entienden el concepto de elohim y están encerrados dentro de la doctrina del Alma. La entidad es de todos modos un elohim, ya sea del Ejército leal o del Ejército caído, y no es el espíritu de Samuel.

 

Por los motivos detallados en Creación y anteriormente, el alma humana eterna es una ficción de la teología caldeana. La redención y elección por la infusión del Espíritu es el mecanismo conceptual para la progresión a una estructura espiritual eterna de seres. ¿Por qué crearía Dios una estructura ontológica, que era más complicada de lo que realmente necesitaba, incluyendo una forma más complicada de destrucción? El problema necesita una secuencia de seres que incluya ambos, humanos y espíritus, y la destrucción más difícil de la entidad espiritual. Se explicó en otro texto bíblico que, de hecho, el espíritu es reducido a carne humana física en la resurrección a fin de poder ocuparse de él. Satanás será un hombre, no al revés. Dios se encargará de los espíritus simplemente reduciéndolos a carne y permitiéndolos morir, si son rebeldes. Simplemente morirán y serán tirados en el foso de basura – quemados como basura. Dejarán de existir. La doctrina del alma es algo que trata de afirmar una existencia continua a pesar de la voluntad de dios, y la gracia y poder de Dios. Parece decirle a Dios, “Voy a existir ya sea que te guste o no, y no hay nada que puedas hacer para detener mi existencia.”

 

Todo ese argumento penetró las teologías orientales de liberación de la trasmigración. También penetró la teología de los celtas en lo referente a la trasmigración. La gente creyó en ella a pesar de que era una ficción, una mentira. Creyeron porque son intrínsecamente rebeldes. La posición bíblica según el Eclesiastés 12:7 es que el espíritu regresa a Dios que fue quien lo dio, pero no es como un ser conciente porque la posición es, a través de todo el texto bíblico, que hay una resurrección física  (Job 19:26; Ezequiel 37:1 y sig.).

 

Apocalipsis muestra dos resurrecciones de entre los muertos. La primera es en el regreso del Mesías al comienzo del Milenio. Está descrita en Apocalipsis 20:4 y trata enteramente de la primera fase de los elegidos, cuya función es asistir a Cristo en el Milenio. La ayuda realiza una función secundaria en proveer la medida sobre la cual los demonios serán juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco que es desarrollado en Apocalipsis 20:5.

 

El hecho mismo de que nosotros ejecutemos un rol por mil años es una medida comparativa. Satanás no podía haber sido juzgado a no ser que Jesucristo venga para hacer un trabajo y da su vida por la gente a la que sirvió. Tenía que ser tentado en el desierto. Cuando Cristo fue tentado y se le ofreció a que se ponga en contra de Dios y que adore a Satanás, él rehusó. Entonces, Satanás fue juzgado por lo que Cristo hizo. De la misma manera, el resto de los demonios serán juzgados por lo que nosotros hacemos. Al final del Milenio, la especie humana entera será resucitada y nos ocuparemos de ella sobre un periodo de juicio y entrenamiento, que parece ser de cien años según Isaías 65:20. El concepto del alma eterna no tiene lugar en la estructura bíblica. El detalle completo de la forma en que la Biblia declara que Dios trata con la humanidad y la lleva a juicio, se ve en Problema del Mal.

 

Los Conceptos Post Exílicos de Cristo y de la Resurrección

 

Se atrajo atención en la obra Creación sobre la Cristología subordinacionista de los apologistas tempranos, luego de la dispersión de Jerusalén c. 70 EC (era corriente). Fue durante esta fase que la iglesia empezó a encontrarse con conceptos directamente opuestos a su cosmología en una escala significativa. También se atrajo atención al trabajo de Anders Nygren, Agape and Eros (tr. por Philip S. Watson, Harper Torchbooks, New York, 1969), quien mencionaba la distinción bien definida hecha por Justin Martyr entre Dios y la manifestación del Logos:

 

El logos es en una forma divina pero no en el estricto sentido de la palabra... El Padre solo no ha sido creado y es incorruptible, por lo tanto es Dios. Él es el Hacedor y Padre de todas las cosas (Dial. lvi. 1.).

 

Él no vino a nosotros; Él permanece siempre sobre los cielos y nunca se revela a Sí Mismo a nadie y no tiene asuntos con nadie. (Dial. v. 4.)

 

En relación con Él, Cristo tiene un menor rango, un *,bJ,D@H 2,`HH[deuteros theos], ‘otro Dios que Él, que creó todas las cosas’. (Dial. lvi. 1.)

 

Nygren dice de esto:

 

Esta característica subordinacionista en la Cristología de los Apologistas es sin duda atribuible a la idea griega de Dios (p. 280).

 

Como se dijo en Creación: etc., Nygren está equivocado en este asunto como se puede ver al examinar el esquema del Antiguo y Nuevo Testamento arriba descrito. Justin Martyr se acerca más que él; sin embargo, la característica y actos de la creación están relacionados al Logos, y ninguno de ellos entiende esta posición. Nygren juzga a Loofs de estar en lo correcto cuando dice de los Apologistas:

 

Su doctrina del Logos no es una Cristología “mayor” que la usual, pero está sin embargo en un nivel menor que el estimado genuinamente Cristiano de Cristo. No es Dios quien Se revela a Sí Mismo en Cristo, si no el Logos, el reducido (depotenzierte) Dios, un Dios que como Dios está subordinado al Dios altísimo. (Loofs: Leitfaden zum Studium der Dogmengeshichte, 4 Aufl. 1906, p. 129, Ibíd.)

 

Nygren y Loofs, ambos se equivocaron en su estimado de lo que era Cristiano genuino. Estaban tratando de reinterpretar la Cristología Ante-Nicenia, la que más se acerca a la bíblica dentro de los conceptos modernos que no son bíblicos.

 

El Ángel de la Redención era uno de un Consejo de los Elohim y subordinado al Elohim central que era Eloah (Dios el Padre y el Hacedor).  El Ángel de la Redención fue designado como la nueva Estrella de la Mañana para reemplazar a Satanás, la anterior Estrella de la Mañana. Cristo por sus actos juzgó a Satanás y él es el único del ejército angelical a ser juzgado según la Biblia (Juan 16:11). Las referencias en 1Enoc sostienen que alrededor de 20 Satanás son condenados (ver C. 3). Sin embargo, la Biblia indica que es solamente uno y, en efecto, la necesidad lógica de un juicio secuencial indicaría que esto es correcto.

 

Al tratar con el concepto de las antiguas y nuevas Estrellas de la Mañana, y el período de transición o redención, parece contradictorio dejar a uno de los del Ejército caído y al más poderoso (un Querubín Protector) al mando, y poner a otro elohim en el planeta para aislar un sacerdocio y seleccionarlo y entrenarlo bajo presión ejercida por el Ejército caído y por aquellas naciones bajo su control a través de la desobediencia. Sin embargo, el proceso de redención y de enseñanza es maximizado de esta forma. La necesidad de un juicio justo e imparcial basado en el ejemplo también es demostrada. Es por esta razón que Cristo, por necesidad, puede haber sido capaz de pecar. Si no hubiese podido pecar, entonces Dios tendría discriminación por las personas al momento del juicio y ciertamente Satanás fue poco inteligente al tentar al Ser que era de hecho un robot.

 

Ninguna cantidad de teorías podría reforzar los conceptos de degradación y destrucción absoluta de este planeta (que ahora ocurren a diario) una vez que el proceso haya sido puesto en marcha. Ninguna cantidad de discusiones con el Ejército rebelde habría demostrado los resultados ilógicos y destructivos de su sistema de pensamientos politeístas o existencia externa de la voluntad, naturaleza y amor ágape de Dios. De igual forma, los sistemas humanos alcanzan puntos de no retorno más allá de los cuales no pueden ser alcanzados o llamados al arrepentimiento en esta edad, y por lo tanto están comprometidos a la destrucción a fin de que puedan ser redimidos bajo mejores circunstancias durante la segunda resurrección. Por esto la resurrección debe ser en carne. La ofuscación del Plan de Salvación y de la resurrección es otro obstáculo al entendimiento correcto del proceso, tal como es un obstáculo la visión del Ejército caído como un orden de seres grotescos. Satanás y los del Ejército caído se presentan como Ángeles de la Luz (2Corintios 11:14), y no existe, bíblicamente, ninguna diferencia en su apariencia con la posible excepción de la intensidad de su fisonomía. Se alega que ellos adoptan apariencia humana y muchas otras formas y aparecen en visiones. La batalla que se lucha es por las mentes y las actitudes humanas, y, a fin de prevenir su mal uso o pérdida, ellos son re-entrenados en la carne en la resurrección. No tienen una vida inmortal (Creation: etc.). Nygren entendió este punto correctamente cuando dijo:

 

La iglesia Antigua se diferencia más que todo del Helenismo por sus creencias en la Resurrección. La tradición Cristiana afirmó la “Resurrección de la carne”, la cual los Apologistas opusieron a la doctrina Helenística de la “Inmortalidad del alma.” La antítesis fue consciente e intencional, porque en ningún otro punto fue su oposición al espíritu Helenístico sentida por los primeros Cristianos. La doctrina Platónica, Helenística de la Inmortalidad del alma era para los Apologistas una doctrina impía y blasfemadora, cual sobre todo ellos debían atacar y destruir.

 

(Justin, Dial. lxxx. 3-4). Su lema a este respecto pudo bien haber sido la palabra de Tatian:  “No Inmortal, O griegos, es el alma en sí, sin embargo mortal. Aun así es posible para ella el no morir” (Tatian, Oratio ad Graecos, xiii. 1). La diferencia entre un Cristiano y un no Cristiano en este respecto era tan grande que el creer en la “Resurrección de la carne” pudo volverse una contraseña. Él que cree en la “Inmortalidad del alma” muestra por lo tanto que no es un Cristiano. Como dice Justin: “Si ha encontrado algunos de los llamados Cristianos... y quien dice que no hay resurrección de los muertos, pero que sus almas, cuando mueran ellos, son llevadas al cielo; no se imagine que ellos son Cristianos” (Dial. lxxx. 4) (Ibíd., p. 280-281).

 

Estos dos puntos de arriba claramente marcan el punto de diferencia entre las filosofías Cristiana y seudo-Cristiana. Como se dijo en Creación: etc. (p. 62):

 

la diferencia filosófica fundamental entre la Seudo-Cristiandad con su doctrina de la “Inmortalidad del Alma”, y la antigua Cristiandad y su doctrina de la “Resurrección de la Carne”, es que la doctrina del Alma es egocéntrica y la doctrina de la Resurrección de la Carne es Teocéntrica. Por lo tanto, debe haber contradicciones entre las metas declaradas del sistema y su explicación e interpretación de la narrativa bíblica, la cual no apoya sus argumentos sobre los cuales este sistema supuestamente está basado.

 

Previamente, se manifestó que un estudio detallado de la Biblia por consiguiente expondría un conflicto filosófico así como también importante.  Este análisis examinará ese conflicto. Continuando de Creación: etc., notamos que la Doctrina del Alma se encuentra en Timaeus de Platón, donde se dice que cada alma está conectada con su propia estrella, la cual deja a fin de ser encarnada en la tierra y a la cual regresa al momento de la muerte (41d y sig.). David Ulansey menciona estos conceptos en The Origins of the Mithraic Mysteries (Los Orígenes de los Misterios Mithraicos) (Oxford, 1989, p. 86-87), donde él dice:

 

‘Encontramos la idea completamente desarrollada en Empedotimus del alumno de Platón, Heraclides Ponticus, en la cual la Vía Láctea es vista como el camino de las almas que descienden y ascienden de la encarnación. (On Heraclides Ponticus, ver Burkert, Lore and Science, p. 366 y sig.; Y Gottschalk, Heraclides of Pontus, p. 98 y sig.).

 

Este concepto de inmortalidad astral se volvió más y más arraigado durante el período Helenístico hasta que, en el juicio de Franz Cumont, por la época de los romanos, se convirtió en la imagen predominante de la vida después de la muerte.

 

Según Cumont, ‘a pesar que las memorias y vivencias de las antiguas creencias en la vida de los muertos en la tumba, y las sombras descendiendo a profundidades infernales puedan haber perdurado, la doctrina que predominó de ese momento en adelante fue la de la inmortalidad celestial’ (Franz Cumont, Oriental Religions in Roman Paganism (Religiones Oriental en el Paganismo Romano), New York: Dover, 1956, p. 39). De manera importante, en textos sobre magia y Gnosticismo, encontramos que el viaje del alma a través de las esferas celestiales se pensaba era peligroso, y que los poderes astrales necesitaban ser calmados en cada etapa’ (ver e.g. la Liturgia Mitras, en Meyer, Ancient Mysteries, p. 211-221).

 

Es para nosotros de interés particular que esta idea de inmortalidad astral fue mencionada explícitamente por Orígenes, el padre de la iglesia (citando al autor pagano Celsus) de haber sido una doctrina Mitraíca. De acuerdo con Celsus, en los Misterios Mitraícos, existe un símbolo de las dos órbitas en el cielo, siendo una la de las estrellas fijadas y la otra la asignada a los planetas, y el pasaje de las almas a través de ellas. El símbolo es éste. Hay una escalera con siete entradas y al final de ella está la octava entrada (Orígenes, Contra Celsum, p. 334 (6.22).  Adicionalmente, el neo-Platonista Porfirio atribuye al Mitraísmo una idea complicada del descenso y ascenso celestial de las almas, entrando y saliendo de la encarnación.

 

Como se dijo previamente:

 

esto toma el concepto identificado en el Génesis de la decepción Adámica de “Tu no morirás de seguro” a través de los Misterios babilónicos y su re-establecimiento en los indo-arios y con los griegos y orientales.

 

Es una filosofía sistemáticamente egotista que es más y más politeísta, y diferencia cada vez más al adherente de cualquier envolvimiento racional Teocéntrico. Finalmente, la re-orientación egocéntrica vuelve destructiva al sistema. La incoherencia va en aumento y al final es divisoria y caótica. Intelectualmente, el proceso colapsa dentro de un Egoísmo Psicológico y en Hedonismo, los cuales son seriamente incoherentes. 

 

Cualquier sistema basado en percepciones y comportamientos egocéntricos, y que persigue la maximización de la utilidad individual a largo plazo fallará de maximizar la utilidad. Estas formas de pensamientos politeístas pueden generar un teocentrismo ilusorio en el cual se puede manifestar una forma de teocentrismo basado en objetivos egocéntricos, teniendo como resultado el síndrome del “Falso Mesías”, el cual hemos visto manifestarse repetidas veces desde que se establecieron las doctrinas a gran escala. Estas doctrinas son lógicamente opuestas al centralismo de Dios y cualquier Teísta lógicamente se verá forzado a oponérseles. Puesto de manera simple, no se puede creer en la inmortalidad del alma y lógicamente ser Monoteísta (citado de Creation: etc., p. 63).

 

Los conceptos envueltos en las eras y el juicio se tratan en Problema del Mal.  Los pasajes aquí citados demuestran la naturaleza de la doctrina hasta los tempranos Apologistas.

 

El impacto de la doctrina del Alma fue tan profundo que para inicios del siglo V, Agustín (City of God, xiii. 23) podía decir que los cuerpos espirituales no son espíritus, sino cuerpos que:

 

no por la perdida de su sustancia natural, sino que por un cambio en su calidad vivirán en el cielo mismo.

 

 Agustín sostuvo (xxii.29):

 

Entonces Dios [luego de la resurrección] será visto por aquellos ojos en virtud de su posesión (en esta condición transformada) de algo de calidad intelectual, un poder para discernir las cosas de naturaleza inmaterial. Aún es difícil, sino imposible, de apoyar esta sugerencia con cualquier evidencia de algún pasaje en las Sagradas Escrituras.

 

Uno bien podría preguntarse cómo es que ocurrió este proceso de cambio en el entendimiento fundamental del mecanismo de la vida después de la muerte. La importancia de este entendimiento también tuvo un efecto profundo sobre la compresión del mecanismo de los eventos más importantes del Nuevo Testamento. Esa secuencia de actividades es llamada el evento Cristo o kerygma por los teólogos. La visión del alma y su relación con la Divinidad afecta el entendimiento de la encarnación, de la existencia, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo. Para entender por completo y correctamente los mecanismos, primero es esencial reconstruir la posición bíblica sobre el asunto.

 

La Encarnación

 

Cómo el Logos se convirtió en Hombre

 

Según Juan 4:24, Dios es un Espíritu. La traducción de Juan 4:24 se da como Dios es Espíritu por la NKJ, la NIV, la NASB, la NEB, la JB, la TEV, la RSV, Moffatt, Zwingli. El texto es traducido como Dios es un Espíritu por la KJV, la RV, Noli, Comentario de J.F.B., Word Studies in the New Testament (Estudio de la Palabra en el Nuevo Testamento) por Vincent. La Biblia Amplificada da este texto como Dios es un espíritu (un Ser espiritual). La cita de Orígenes de Juan 4:24 se traduce como Dios es un espíritu en ANF para Against Celsus, L. 2, C. 71 (ANF, Vol. 4, p. 460); L. 6, C. 70 (ANF Vol. 4, p. 605); De Principis, L. 1, C. 1 (ANF, Vol. 4, p. 242). La ANF lo traduce igual también para Tatian en Address to the Greeks  (Dirigiéndonos a los Griegos) (ANF, Vol. 2, p. 66) y también para Tertulian en Against Praxeas, C. 7 (ANF, Vol. 3, p. 602); Y Against Hermogenes, C. 32 (ANF, Vol. 3, p. 495). Así Tertulian entendió el griego también en esa forma. Una comparación de la construcción griega de otros Dios es textos confirmará esta interpretación, por ejemplo, 1Juan 4:8, 1Juan 4:16, 1Juan 1:5. El deseo de hacer de Dios un espíritu generalizado se deriva de las estructuras Platónicas incluyendo la idea del Demiurgo, y del Alma Estoica del Mundo. La combinación de los conceptos judíos del Shekinah y Memra por Philo resultó en su idea del Logos. El sistema bíblico tiene un número de declaraciones básicas, que conllevan implicaciones de distinción. Por ejemplo, Cristo tuvo una estructura individual que él entregó en las manos de Dios al momento de su muerte.

 

Lucas 23:46  Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiró. (RV)

 

Este espíritu es distinto al Espíritu Santo, que es el Espíritu de la Verdad y procede del Padre (Juan 5:26) pero parece estar en relación conjunta con él y ciertamente ser dependiente en él. Los mecanismos de este proceso parece que siguen precisamente la secuencia dada por la humanidad y la que ha sido identificada arriba – esto es: toda carne debe morir. Cristo murió (Juan 3:16; Romanos 5:8; 2Corintios 5:14-15; 1Pedro 2:24). Cristo sostuvo que la entrega de su vida era una expresión de amor.

 

Juan 15:13  Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (RV)

 

La vida de Cristo fue dada como un rescate para muchos (Mateo 20:28; Marcos 10:45). 1Pedro 3:18 dice que Cristo murió por los pecados y por las ovejas (ver Juan 10:11). Pablo sostuvo que Cristo murió y fue resucitado, y que esa afirmación de la muerte y resurrección de Cristo es vital para la fe como lo es la resurrección general de los muertos.

 

1Corintios 15:12-14 12 Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?, 13 porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe. (RV)

 

La Resurrección es General

 

La lógica de esta afirmación de Pablo es que los mecanismos de la muerte y resurrección de Cristo son los mismos que los de los elegidos, por los cuales él murió (1Juan 3:16). La resurrección, según Apocalipsis 20:4 y sig., sigue luego con la humanidad en general. El Padre otorgó a Cristo que tenga vida en sí mismo (Juan 5:26). Se considero que él fue el último Adán. Pablo contesta la pregunta sobre el proceso de la resurrección de esta manera.

 

1Corintios 15:35-49 35 Pero preguntará alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? 36 Necio, lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de otro grano. 38 Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces y otra la de las aves. 40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la hermosura de los celestiales y otra la de los terrenales. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en resplandor. 42 Así también sucede con la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el postrer Adán, espíritu que da vida. 46 Pero lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Conforme al terrenal, así serán los terrenales; y conforme al celestial, así serán los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (RV)

 

Pablo señala que la carne y sangre no pueden heredad el Reino de Dios, tampoco lo perecible heredará lo imperecedero (v. 50). Se entiende que la mecánica procede de una estructura humana hacia un renacimiento a través del bautismo, luego del arrepentimiento como un adulto conciente y arrepentido, siendo llamado por Dios. Así, el bautismo sólo puede suceder luego del arrepentimiento como adulto. Mientras el texto en Marcos 16 desde los versículos 9-20 se acepta generalmente ser ya sea una adición al original o una restauración del texto que tuvo que ser removido en épocas tempranas, el texto en el versículo 16 demuestra que el concepto de arrepentimiento a través de la fe era esencial para la salvación. Pero él que no cree será condenado demuestra que fue el arrepentimiento y la fe lo que fueron esenciales prerrequisitos para el bautizo. Así que a un infante no se le es permitido recibir este derecho, como no puede demostrar arrepentimiento. Los bautizos de infantes por esto son contrarios a los mecanismos de la estructura y se entendió de esta manera durante los primeros siglos.

 

Nacido de Nuevo a través del Bautismo

 

La espiritualidad humana y la estructura de nacer de nuevo y el entendimiento de gennao se trató en Creación.  La estructura de renacer por el bautismo con arrepentimiento y la recepción del Espíritu Santo, es esencial a la capacidad de entrar al Reino de Dios (Juan 3:3-5). Según Romanos 8:23, los primeros frutos del Espíritu se dan en el bautismo pero la adopción como Hijos ocurre en la redención del cuerpo. La capacidad de poder renacer ocurre en el bautismo a través de la muerte y la resurrección simbólica que sugiere la total inmersión en el agua. Esta total inmersión en agua se ve como un requerimiento no sólo de la Iglesia sino también del simbolismo del bautizo de Juan, como se practicaba en el Jordán. Cristo pasó por este proceso y el Padre le dio el Espíritu Santo sobre él bajo la forma de una paloma (Mateo 3:16; Marcos 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32). Cada evangelio confirma este proceso. Sin duda la lógica parece ponerse de manifiesto de tal forma que el proceso en sí es confirmado como esencial en Cristo como el ejemplo principal o el primer fruto. Es cierto que otras entidades en el Antiguo Testamento tuvieron al Espíritu Santo sin la formal imposición de manos. David oró para que el Espíritu Santo no le sea retirado de él (Salmo 51:11). Samuel había ungido a David. Sin embargo, otros no fueron ungidos tan claramente.

 

La Biblia en sí nos dice que la resurrección de los muertos y el entendimiento de la estructura espiritual estuvieran en disputa entre las sectas de los judíos. Los Saduceos enseñaron que había ninguna resurrección de los muertos y que tampoco había ángeles o espíritus (Hechos 23:8). Los Fariseos confesaron ambos (Hechos 23:8) y Cristo sostuvo que fueron los Fariseos quienes se sentaron en el lugar de Moisés y tenían que ser obedecidos (Mateo 23:2).

 

Los Saduceos parecen haber adoptado una forma de estructura materialista, que buscó evadir cualquier sistema que no sea material. Pablo desarrolló la estructura para incorporar el retorno de Cristo. Es obvio para cualquier estudiante de la Biblia que muchos de los elegidos murieron durante el período de dos mil años. Este proceso, debido al concepto del recibimiento del Espíritu Santo en el bautismo, fue conocido como quedarse dormido. La antigua estructura murió en el bautismo con el renacer o nacer de nuevo del individuo en el espíritu. Pablo dice,

 

1Corintios 15:51-53 51 Os digo un misterio; No todos moriremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados, 53 pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad. (RV)

 

El proceso del que se habla es él de la primera resurrección de los muertos, mencionada en Apocalipsis 20:4. La segunda resurrección ocurrirá luego de los mil años del reinado de Cristo en la tierra. Ésta es la resurrección general de los muertos mencionada en Apocalipsis 20:11-15. En 1Tesalonicenses 4:15, Pablo dice que no prevendremos o precederemos a aquellos que se han quedado dormidos. Cristo descenderá y los muertos en Cristo, o sea aquellos que están bautizados y han muerto serán resucitados primero, y luego, junto con aquellos que están vivos, serán transformados o trasladados en espíritu puro. La mecánica del proceso es examinada en mayor detalle en el Problema del Mal. Estos seres espirituales luego se reunirán con Cristo en Jerusalén desde donde el mundo será gobernado bajo Cristo por el Milenio o mil años. Zacarías 14 trata sobre este período. El proceso de su establecimiento se menciona en Zacarías 14:1-15. Los requerimientos de la asistencia a Jerusalén y del guardar la Fiesta de las Tiendas de Campaña o Tabernáculos para la lluvia en su tiempo debido ahí se mencionan. Hay, según estas Escrituras, la existencia de dos clases de entidades en el planeta, durante los mil años luego del retorno de Cristo. Estos son los elegidos espirituales bajo Cristo y los supervivientes humanos de las guerras de los últimos días a quienes se les dará la dirección para re-establecer el planeta.  Los elegidos serán los guías del resto de la estructura humana (Isaías 30:21).

 

Los Adventistas del Séptimo Día, como grupo, tienen un grave impedimento para entender la estructura milenaria (ver Apéndice). Basándose en los escritos de Ellen G. White, ellos espiritualizan el Milenio y por lo tanto no pueden adecuadamente justificar a los profetas. Otros Rapturistas, incluyendo a los no-milenaristas, tienen el mismo problema generalmente.

 

El proceso que la Biblia usa al tratar con aquellos dejados en el regreso de Cristo es él de traslado. Los muertos son resucitados y trasladados con aquellos que aún permanecen vivos. De igual forma, aquellos que al final del reino milenario de Cristo no se rebelaron, y aquellos de la segunda resurrección que son resucitados son llevados a juicio por lo que parece ser cien años (según Isaías 65:20). Al final de los cien años, los arrepentidos salvados son trasladados. Los pecadores que no se arrepienten se les permite morir y son echados al fuego del Gehena. En otras palabras, sus cuerpos son quemados. La razón por la cual es necesario explicar este proceso es que la secuencia, y la secuencia de las cosechas de los frutos son necesarias para entender la encarnación, la muerte y la resurrección de Cristo.

 

Cristo fue el primero fruto de la raza humana. Él fue el ejemplo de lo que le iba a pasar a los elegidos y luego a todos los hombres en general. Cristo fue el Único Dios Nacido e Hijo (monogenes theos & uion) (Juan 1:18; 3:16; 1Juan 4:9; Ver también Lucas 7:12, 8:42, 9:38; Hebreos 11:17 por comparación). Él fue el primer engendrado (proototokos) de toda la creación (Col. 1:15), por consiguiente, el comienzo de la creación de Dios (Apo. 3:14, no según la NIV) (ver arriba). La posición bíblica es que Cristo era el Hijo de Dios y fue distinto a Dios a quien se refiere como Dios el Padre. Cristo, cuando murió, existió sólo como un cadáver descompuesto y su espíritu regresó a su Dios, que era el Padre. El Padre lo levantó de la muerte por Su autoridad o mando, él que Él le había dado a él antes de la muerte de Cristo (Juan 10:18) y que había sido determinado desde la fundación del mundo (Apo. 13:8). La necesidad de su sacrificio, y, por lo tanto, también su resurrección había sido determinada desde la puesta o la fundación (kataboles) del mundo (kosmou).

 

Falsos Conceptos Modernos

 

Hemos establecido fuera de duda que Cristo fue un siervo obediente. De lo mencionado arriba, su muerte y resurrección son obligatorias para la fe. La secuencia refleja lo que se entiende debe aplicar para los elegidos y para la humanidad en general. La Cristiandad moderna descansa sobre un gran número de falsos argumentos, los cuales examinaremos a continuación.  Brevemente, trata de afirmar:

 

1.      Que Dios y el Mesías (y el Espíritu) son imposibles de separar, de hecho o de pensamiento, y no se pueden describir correctamente como Seres.  También, que este elohim es confinado a dos entidades y el Espíritu, ignorando la distinción entre Eloah y el Concejo. Del análisis anterior, esta idea es falsa.

 

2.      Que la pre-encarnada existencia de Cristo no fue la del Ángel de  YHVH.

 

3.      Que Cristo fue el único Hijo de Dios antes de la creación del mundo (ver Job 1:6; 2:1; 38:7). Esta premisa es falsa. Debe haber un proceso específico en la encarnación en lo que se refiere a Cristo como un Ser separado de, y diferente a, Dios. La Cristiandad moderna no explica este problema.

 

Cristo y Satanás no fueron las dos únicas Estrellas de la Mañana (ver Job 38:7; Isaías 14:12; Apo. 2:28; 22:16). La afirmación de múltiples Estrellas de la Mañana y de un Concejo de los Elohim describe una autoridad completa y extensa sobre muchos sistemas. Cada una de estas entidades tiene una relación e identidad con el Padre que no puede ser perjudicada por esa relación con Cristo. El hecho de que Cristo es un socio de aquellas entidades significa que no puede ser su Dios. Por lo tanto, su relación con el Padre es subordinada. Su encarnación, por consiguiente, no puede ser incompleta en los reclamados motivos de una igualdad en la Divinidad. Así, el próximo enunciado:

 

4.      Que Cristo es Dios de la misma manera que Dios es Dios, es falso.

 

Él es un Dios subordinado (Hebreos 1:9) enviado por el Señor de los Ejércitos (Zacarías 2:10-11). Por lo tanto, él no puede ser un objeto de culto y oración contrario a Éxodo 34:14, Mateo 4:10, etc.

 

La siguiente absurdidad que se desarrolla de los reclamos de una existencia para Cristo separada de, y aparte de, su encarnación es que él pudo haber rezado a sí mismo como Dios. Tal propuesta niega en efecto la distinción entre el Padre y el Hijo, y la totalidad de su resurrección. Es del anticristo (1Juan 2:22; 4:3; 2Juan 7). Este argumento se amplía entonces hacia la sugerencia que Cristo y Dios fueron de la misma voluntad y que Cristo no poseía voluntad por separado la cual subordinó a Dios a través de su obediencia voluntaria. Esto es negado en el Capítulo 2. La sugerencia entonces es compleja:

 

5.      Que la naturaleza Divina no permite ganancias ni pérdidas en Cristo (el concepto es negado de lo explicado arriba).

 

La propuesta a la que llegamos de esto es:

 

6.      Que el Espíritu Santo es dado por una medida fija (contrario a Juan 3:34 (RSV); Romanos 12:6; por eso

 

7.      Que Cristo no podría haber pecado (partiendo de la falsa premisa de la naturaleza divina no admitiendo ganancias ni pérdidas, en vez de la omnisciencia de Dios, que sabía que Cristo no pecaría) (ver arriba).

 

La discusión se desarrolla hacia la aseveración:

 

8.      Que Cristo era co-sustancial con Dios de tal forma que era co-igual y co-eterno con Dios, contrariamente a Filipenses 2:6 y 1 Timoteo 6:16 que muestran que sólo Dios es inmortal. La vida eterna o aioonion de Cristo (1Juan 1:2) y la de todos los Seres incluyendo Cristo se derivan de esa entidad (1Juan 5:20).

 

Ambos, Cristo y los elegidos son del mismo origen (Hebreos 2:11 (RSV) obteniendo su vida e inmortalidad de una obediencia condicionada al Padre (Juan 5:19-30) quien nos creó a todos (Malaquías 2:10-15). Como el Padre tiene vida en Sí Mismo, así Él dio al Hijo el tener vida en sí mismo (Juan 5:26) y nosotros somos coherederos, siendo predestinados a tener vida en nosotros mismos por autoridad de Dios. Se convierte necesario para la Cristiandad moderna afirmar falsamente:

 

9.      Que los elegidos no son Hijos de Dios de la misma manera que Cristo es Hijo de Dios, y, por lo tanto, no son coherederos, contrario a Romanos 8:17; Gálatas 3:29; Tito 3:7; Hebreos 1:14; 6:17; 11:9; Santiago 2:5; 1Pedro 3:7.

 

Apoyando este punto, se han usado errores como:

 

10.  Que el Dios Supremo vino en carne y vivió entre los hombres (derivándose de las inserciones fraudulentas en 1Timoteo 3:16 en Códice A, retenidas en la KJV y manipuladas dentro del preámbulo de la NIV, contrario a Juan 1:18 (y Juan 1:14 donde era el logos (o memra) quien se hizo carne) y los numerosos textos distanciando a Cristo del Único Dios Verdadero (Eloah o Theon, que es Dios el Padre), el Dios de Jesucristo (Juan 17:3, 20:17; 1Corintios 8:6; 2Corintios 1:3) quien representa Su nombre (Miqueas 5:5).

 

Los enunciados equívocos mencionados arriba de la Cristiandad moderna afectan el entendimiento de la mecánica de la encarnación. Esto se deriva del hecho que el concepto de cómo Dios es Uno es malentendido por los Trinitarios. El Shema (Deut. 6:4) se examina posteriormente. La entidad en el Deuteronomio 6:5 se identifica como Dios el Altísimo, el Dios que ungió Cristo como Elohi de Israel en el Salmo 45:6-7. La unidad de Dios, necesaria para el Monoteísmo, es de un orden ampliado, viviendo en unidad bajo una voluntad central en armonía y interacción espiritual a través del Espíritu y Poder de Dios (1Corintios 2:4-14), el cual a través de Cristo va hacia Dios (2Corintios 3:3-4). La Trinidad niega la unificación necesaria para el Monoteísmo y es politeísta por lógica. Esto supuestamente ocurre porque los gobernantes no entienden, siendo no-espirituales (1Corintios 2:8,14). Cristo alcanzó su capacidad de ser Dios y consiguió la plenitud de la Divinidad en su cuerpo por la acción del Espíritu Santo.

 

La Posición de la Iglesia Temprana  

 

Los mecanismos de la encarnación luego quedan ser desenredados. Sin embargo, no hay duda que no estamos tratando con una actividad parcial realizada por un Ser que de alguna manera suspendió su esencia en el cielo de tal forma que podría haber tenido dos planes contemporáneos de existencia. Tal posición no tiene ninguna validez bíblica. Al haber establecido la posición bíblica en los tiempos de Cristo, somos capaces de ver cómo esta posición estuvo presente durante el primero y segundo siglo.  De los textos disponibles para nosotros de Justin Martyr e Irenaeus, conocemos el entendimiento completo dentro de la iglesia temprana. Justin Martyr dice que Dios enseñó lo mismo a través de los profetas así como a través de Moisés y esto lo sostiene arriba (ver Dial. with Trypho, C. XXVII, ANF, Vol. I, p. 207 y sig.). Justin enseñó que Dios engendró, en el comienzo, un cierto poder racional de Sí Mismo quien es llamado por el Espíritu Santo: algunas veces la Gloria del Señor, o el Hijo, o la Sabiduría, o un Ángel, luego Dios (theos), y luego Señor y Logos. Justin lo identifica como al Capitán del Ejército del Señor que se le apareció a Josué (Ibíd., LXI). Esta sección se deriva de Proverbios 8:21 y sig. donde la Sabiduría se identifica como el Mesías, que fue hecho por Dios. El Mesías luego ejecutó la voluntad de dios. Justin sostiene (Ibíd., LXII) que, en la creación, Dios conversó con entidades numéricamente distintas a Él. Así, se sostiene que Moisés declaró que la creación envolvió al menos dos seres numéricamente distintos uno de otro. Los Diteístas tratan de aislar esto a dos seres y los Trinitarios lo mancomunan en tres hipóstasis indistintas. Dada la variación en el Trinitarianismo mismo, el argumento entre el Binitarianismo y el Trinitarianismo es tal vez semántico. Los elohim fueron de hecho más numerosos, deduciendo de los textos referidos arriba, esp. Salmo 45:6-7, que asigna compañeros a Cristo.

 

Irenaeus (Ireneo) (c. 125-203 AD) escribió sobre el tema de la extensión del término elohim (o theoi en griego) hacia la humanidad. Irenaeus es importante porque Policarpo, el discípulo de Juan, le enseñó (ver Butler, Lives of the Saints, Burns & Oates, U.K., 1991, p. 56). Así podemos estar positivamente seguros que el entendimiento de Irenaeus (carente de falsificación) se aproximó a aquel de la iglesia temprana. Ciertamente apoyó a los Cuartodecimanos y medió en la controversia de la Pascua (Butler, Ibíd., p. 197), aunque él estaba aislado de Asia Menor, estando en Lyon. En su obra En Contra de Herejías, enseñó el concepto que los elegidos existirían como elohim. Irenaeus sostuvo que los ángeles y el creador del mundo no estaban ignorantes del Dios supremo, viendo que ellos eran Su propiedad y Sus criaturas, y que estaban contenidos por Él (L. II, C. VI, ANF, p. 365). Irenaeus no se refirió al creador del mundo, que fue el Mesías, como a Dios el Altísimo o al Todopoderoso (C. VI, Ibíd.). De este obra, se demuestra que los conceptos griegos del Demiurgo y del Pleroma habían invadido los conceptos de lo que se llamaban Aeones y habían buscado infundir los conceptos bíblicos con metafísica griega, y así destruirlos. Los Gnósticos fueron forzados a la clandestinidad, formando parte de los Misterios. El desarrollo final de la Trinidad es examinado más tarde.

 

Irenaeus (y Justin) enseñó que la resurrección era física y, luego, Dios volvería a los cuerpos incorruptibles e inmortales (ANF, Vol. I, p. 403). A Dios se le atribuye ser el creador (Ibíd., p. 404) opuesto a Cristo que creó el mundo bajo este Dios (p. 405). Irenaeus sostuvo que el Espíritu Santo había designado a ambos, el Padre y el Hijo (según Salmo 45:6-7) como Elohim o Theoi; el Padre designando al Hijo. Irenaeus sostuvo que el Salmo 82:1 se refería al Padre, al Hijo y a los elegidos (aquellos de la adopción, como la Iglesia) cuando dijo:

 

Dios estaba en la Congregación de los dioses (theoi), él juzga entre los dioses (Adv. Her., L. III, C. VI,  ANF, Vol. I, p. 419).

 

Parece no haber entendido por completo el tamaño de la hermandad de los elegidos, que se extendía al Ejército entero, que son hermanos en el Reino.  Apocalipsis se le do a Juan en el exilio en Patmos, luego de que había entrenado a Policarpo. Apocalipsis 12:10 sostiene que los ángeles son los hermanos de los elegidos. Apocalipsis 4 y 5 muestran que los elegidos habían sido rescatados al Concejo de los Ancianos para ser reyes y sacerdotes entre el Ejército. Cristo dice que los elegidos serán iguales a los ángeles (isaggelos de isos y aggelos, que tiene el concepto de ser parte de ellos como orden).

 

Irenaeus sostuvo que la Iglesia era la sinagoga de Dios, que el Hijo había juntado para él mismo. Se sostiene que Dios de los dioses en Salmo 50:1 se refiere a Dios. Nuestro Mesías era el theos o Dios que debería venir abiertamente y no guardaría silencio (Salmo 50:3) y quien apareció abiertamente a aquellos que no lo buscaron (Isaías 65:1) y el nombre dioses en el Salmo 50:1 se refiere a los elegidos de quien Cristo se refirió, cuando dice Son dioses y son todos hijos del Altísimo (Juan 10:34-35; ver Salmo 82:6). Es por lo tanto un error para la Iglesia decir de la distancia de dos milenios que Cristo estaba usando un texto que se refería enteramente a los magistrados en Jerusalén, cuando el discípulo de Policarpo dijo que se refería a los elegidos como elohim. Irenaeus sostuvo que aquellos que crean en Cristo eran Hijos de Dios como coherederos con Cristo y, por lo tanto, elohim. Irenaeus también sostuvo que Cristo era el Hijo de Yo soy lo que soy (YHVH) (del Éxodo 3:14). Así, él estaba llevando el título por delegación.  Irenaeus cita a Isaías así:

 

Isaías 43:10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios ni lo será después de mí. (RV)

 

La versión Soncino da el texto:

 

Vosotros sois mis testigos, dijo el Señor, y Mi Siervo al que elegí; Para que me conozcáis y confiéis en mí y entendáis que Yo soy Él; Antes de mí no hubo Dios (E1) formado, Ni habrá ninguno después de Mí.

 

La cita de Irenaeus y la variante de la Soncino, que más o menos confirma a Irenaeus, muestra que YO SOY se refiere a Dios que es el Padre. La referencia a siervo en la Soncino es vista desde Irenaeus que se refiere al Mesías.

 

La Soncino atenta igualar Mi Siervo, con los testigos tempranos, como Israel, aunque no se citó ninguna autoridad rabínica. Lo que es cierto es que este texto fue visto como indicador de que sólo Dios, y no el Mesías, era preexistente. Además, Mesías se diferencia de Dios. Irenaeus mostró que su entendimiento de Isaías 44:9 y Jeremías 10:11 en lo referente a los ídolos, era que los ídolos eran ídolos de demonios (Adv. Her., L. III, C. VI, ANF, p. 419). Estos demonios fueron removidos de los theoi o elohim. En referencia a Jeremías 10:11, Irenaeus cita:

 

Los dioses que no han hecho los cielos y la tierra, déjenlos perecer de la tierra que está bajo los cielos. Pues del hecho que Él adjuntó su destrucción, Él los muestra a no ser dioses (elohim o theoi) en absoluto.

 

Así, se mostró que los ídolos mismos eran entendidos, no como simple ídolos, sino como siendo la personificación del demonio que ellos representaban (ver también L. III, C. XII: 6, Ibíd., p. 432). Esto era el entendimiento estándar a través de todo el mundo antiguo. Así, el retiro de los demonios y su cautiverio para luego ser juzgados los retiró de la categoría de elohim.

 

Irenaeus muestra por referencia a Éxodo 7:1 que Moisés era por cierto un elohim para Faraón pero él no es llamado correctamente Señor o Dios por los profetas. Moisés es, más bien, mencionado por el Espíritu como Moisés, el fiel ministro y siervo de Dios (Hebreos 3:5; Números 12:7), que es también como el Mesías es llamado en los textos. Así, cada uno de los elohim es un siervo subordinado de Eloah, el Elyon.

 

Irenaeus (p. 421) expresa que Cristo reconoció a César como César y a Dios como Dios, en Mateo 22:21, y también a servir a Dios y no al dinero, en Mateo 6:24. Así, Cristo se alejó de decirse que era El Dios (ver también p. 422). Citando Filipenses 2:8, Irenaeus muestra que la relación que Cristo tenía como Dios y Juez se derivaba del Dios de Todos porque él se volvió obediente hasta la muerte (C. XII:8, p. 433). Irenaeus cita la Septuaginta (LXX) de Isaías 9:6 que dice que el Mesías era Emmanuel el mensajero [o Ángel] del Gran Concejo del Padre (C. XVI:3, Ibíd., p. 441). Él mostró por consiguiente que el Ángel del Gran Concejo del Antiguo Testamento (LXX) se entendía que era Cristo. Irenaeus niega el concepto que el sufrimiento de Jesús puede ser separado del Mesías alegando que Cristo permaneció impasible. En otras palabras, él niega el intento de afirmar que el aspecto divino del Mesías podría ser separado del Jesús humano en la tierra. Este tema se volvió una enseñanza en las sectas Gnósticas tergiversando el evangelio de Marcos e ignorando otros. Irenaeus también mostró lo que vino a ser la base de los errores de las sectas. Los Ebionitas supuestamente usaron solamente el evangelio de Mateo. Así que, ellos llegaron a conclusiones erradas referente a la posición de Cristo. Los Atanasianos o Trinitarios usaron el término Ebionita más tarde como un intento de confinar las doctrinas del subordinacionismo y los subordinacionistas de cualquier persuasión a un linaje herético de los Ebionitas incluyendo los grupos envueltos en las disputas de Nicea, y que fueron llamados arrianos. Tales afirmaciones son falsas de un examen de los escritores tempranales de la Iglesia quienes, anterior a Nicea, fueron subordinacionistas.

 

Irenaeus fue enfático en que había sólo un Dios o Padre, es decir Dios el Padre. El Mesías era Su hijo. Él dice que Marcion también mutiló el evangelio de Lucas para establecer su enseñanza. Los Valentinianos usaron a Juan en perjuicio de los demás y también incluyendo pseudo evangelios. El hecho es que entonces, como ahora, las Escrituras deben ser usadas juntas, diligentemente y no selectivamente. Irenaeus muestra un entendimiento avanzado de la naturaleza cuádrupla de los evangelios y su importancia con relación a los querubines (Ibíd., L. III, C. XI:8, p. 428-429). Irenaeus negó el concepto que Jesús podría haber sufrido y haber resucitado mientras otro o una parte de él fue al cielo, permaneciendo impasible. Irenaeus sostuvo que el Cristo que Dios prometió enviar, Él envió en Jesús, que ellos crucificaron y Dios resucitó (Ibíd., C. XII:2,4,5; p. 430, 431).

 

No hay confusión entre Dios y Cristo en la mente de este teólogo y él dice aquí, claramente, que los apóstoles no cambiaron de Dios pero que Dios envió a Cristo. Irenaeus dice:

 

Por este medio conozcan el espíritu de Dios: Cada espíritu que admite que Jesucristo vino a la carne es de Dios; y cada espíritu que separa a Jesucristo no es de Dios, pero es del anticristo (C. XVI:8 citando a 1 Juan 4:1,2. Nota: la versión Vulgata y Orígenes están de acuerdo con Irenaeus; Tertulian parece reconocer ambas lecturas). Sócrates dice (VII:32, p. 381) que el pasaje había sido alterado por aquellos que desearon separar a la humanidad de Cristo de su divinidad. Policarpo (Ep., c, vii) parece estar de acuerdo con Irenaeus e igual hace Ignatius (Ep. Smyr., c, v) (ver n. al ANF, Ibíd., p. 443, citando también Burton Testimonios Ante-Nicena de la divinidad de Cristo).

 

Así, la temprana Iglesia entendió cualquier doctrina que busca separar a Cristo por la reubicación conjunta a ambas esferas terrenales y divinas como la Doctrina del Anticristo. La modificación del texto parece haber ocurrido en el Este. Los textos de la Biblia siguen todavía sin corregir hasta este día.

 

Irenaeus dice que el Espíritu de Dios descendió sobre Cristo como una paloma para que pudiese cumplir Isaías 11:2: Y reposará sobre él el espíritu de Jehová, y también Isaías 61:1: El espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová. Así que Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. (Mateo 10:20) (C. XVII:1, Ibíd., p. 444). Se entendió por consiguiente que el Espíritu Santo era de Dios y no de Cristo, pero más bien a través de Cristo como explicado arriba. Era así para que:

 

el Hijo de Dios, hecho Hijo del hombre, se acostumbra en la compañía con Él para morar en la raza humana, descansar con seres humanos y morar en la obra de Dios, haciendo la voluntad del Padre en ellos, y renovándolos de sus viejos hábitos hacia el recién creado Cristo (Ibíd.).

 

Irenaeus enseñó que los elegidos recibirían la inmortalidad de modo que ellos pudieran recibir la adopción como Hijos (C. XIX:1). El Espíritu reunió a los elegidos a Dios trayendo tribus distanciadas a la unidad y ofreciendo al Padre los primeros frutos de todas las naciones (Ibíd.:2). Cristo fue el instrumento de esta acción, pero él no era el objeto de adoración, ni el arquitecto de su obra. Pero él era, sin embargo, el Maravilloso Consejero y Dios Poderoso de Él que se habló en Isaías 9:6, el Juez de Daniel 7:13 (Ibíd.). Sin embargo, Cristo reconoció al Padre como a su Dios, como hizo David (citando Salmo 22:1), donde David dijo:

 

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

 

y Cristo nuevamente expresó esto en la cruz como quedó grabado en Mateo 27:46 y Marcos 15:34. Ambos textos se refieren a Eloah, el Dios Supremo y el Dios y Padre de Cristo. Las palabras usadas por Cristo son en arameo.  Citando el supuestamente dijo:

 

Eli, Eli, la'ma sabach-th'a'ni

 

Ésta es una traducción al Inglés de un texto griego traducido del arameo 'eli, 'eli lamah 'azabthani. La palabra para Dios es el arameo El, aquí como Dios expresando Su voluntad a Su hijo. Sin embargo, Dios no abandonó a Cristo como el Salmo 22:24 dice:

 

porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido, ni de él escondió su rostro, sino que cuando clamó a él, lo escuchó.

 

Así, Dios y Cristo eran distintos aquí. Cristo no solamente hablaba Mesiánicamente, como una hipóstasis de Dios, pues esta Escritura tiene  exigencias distintas que requieren la acción divina hacia el subordinado y que no pueden ser quebrantadas, como la Escritura no puede ser quebrantada. Sin embargo, Cristo y los elegidos fueron llamados Dios (elohim) por extensión. Irenaeus dice:

 

No hay ningún otro llamado Dios por las Escrituras excepto el Padre de todos, y el Hijo y aquellos que poseen la adopción  (Adv. Her., L. IV, Prólogo 4, ANF, p. 463): [y también]

 

[Ch] 1. Desde entonces, por lo tanto, esto es seguro y firme (sic), que ningún otro Dios o Señor fue anunciado por el Espíritu, excepto Él quien, como Dios, gobierna sobre todo, junto con Su Palabra, y aquellos que reciben el espíritu de adopción [ver iii. 6,1], esto es, aquellos que creen en el único y verdadero Dios, y en Jesucristo el Hijo de Dios; y de la misma manera los apóstoles mismos no llamaron a nadie más como Dios, o nombraron [ningún otro] como Señor; y, lo que es mucho más importante [ya que es verdadero (sic)] que nuestro Señor [actuó de la misma manera], él quien también nos ordenó que confesemos a nadie como Padre, excepto Él que está en los cielos, quien es el único Dios y el único Padre; ... (Ibíd., p. 463).

 

Es así absurdo sugerir que el entendimiento que los elegidos serán elohim no fue entendido como la posición original de la Iglesia en los dos primeros siglos; considerando que Irenaeus era el eslabón más cercano que tenemos con sus doctrinas y él tan claramente sostuvo esta posición. Además, se muestra fuera de duda que esa posición es el plan coherente de las Escrituras, no sólo de las Escrituras mismas, que, por definición bíblica, eran el Antiguo Testamento (Daniel 10:21; Mateo 21:42; 22:29; 26:54; Marcos 12:10,24; 14:49; 15:28; Lucas 4:21; 24:27,32,45; Juan 2:22; 5:39; 7:38; etc.), pero de los evangelios y escritos del Nuevo Testamento. En el mismo pasaje que trata de los elegidos como elohim, a saber Juan 10:35, Cristo introduce el concepto que la Escritura no puede ser quebrantada. Los conceptos de la Iglesia temprana, desde arriba, son vistos claramente como subordinacionistas, implicando un concepto de vida eterna que dependía del Espíritu Santo para permitir la resurrección de los elegidos en la primera resurrección en el regreso del Mesías como theoi o elohim.

 

Así, la Doctrina del Alma entró a la iglesia mucho más tarde junto con los cultos de los misterios y el Dios Trino. La temprana Iglesia original sostuvo una resurrección absoluta y negó la Doctrina del Alma como pagana. El argumento acerca de la aceptación de una Iglesia Cristiana Helenizada, más correcta que los elementos judaísticos tempranos, así como los llamados Ebionitas o rechazados, como una Iglesia Judaica Cristiana más rígida, lo que lógicamente cedió el paso a un Cristianismo más dinámico y flexible bajo los Gentiles, como Pablo dirigió, es falso. Aquellos argumentos tergiversan lo que Pablo habló en Coloso así como también en Galacia. Los mismos argumentos han sido usados para introducir el error de la Doctrina del Alma (ver el escrito La Doctrina Socrática del Alma [ B6]).

 

La Doctrina del Alma es una proposición intrínsecamente rebelde que dice que el hombre categóricamente no morirá (Génesis 3:4). Esto es un intento de llevar la certeza del castigo por el pecado lejos de la humanidad. El argumento que el hombre será como elohim del conocimiento sólo es afirmado por Satanás, en Génesis 3:5. La capacidad de convertirse en elohim depende completamente de la resurrección de los muertos mediante la gracia salvadora de Josué o Jesucristo como el Mesías. El negar el Milenio físico es parte del engaño e intenta afirmar la herencia incondicional de la vida eterna. La vida eterna sólo puede ser obtenida por el conocimiento del Único Dios Verdadero y Su hijo Jesucristo. No hay tal cosa como el Alma Inmortal. Esto es un engaño del sistema babilónico, que se ha extendido al mundo entero. La gente cree la mentira porque ellos no pueden obedecer Dios. Sin el Espíritu Santo, su mente está en enemistad hacia Dios (Romanos 8:7) y no puede obedecer Dios o estar de acuerdo con Su naturaleza. Los elegidos poseen la naturaleza de Dios como participantes con Jesucristo (2Pedro 1:4). Sólo Dios es inmortal (1Timoteo 6). Él mora en una luz inaccesible y ningún hombre lo ha visto, ni alguna vez puede verlo. Sólo como Espíritus podemos acercarnos a Dios y esto depende de nuestra obediencia y del sacrificio de Jesucristo que es nuestro mediador con el Único Dios Verdadero (Juan 17:3; 1Juan 5:20; Gálatas 3:19-20; 1Timoteo 2:5; Hebreos 8:6; 9:15; 12:24).

 

Somos totalmente dependientes en la resurrección para convertirnos en espíritus como hijos de Dios, cuando podaremos ver a Dios y acercarnos a Él personalmente. Ahora nos acercamos al trono de gracia atrevidamente en el espíritu.

 

Apéndice

 

El fracaso de los Adventistas del Séptimo Día (ASD) de adecuadamente hacerle frente a las profecías en Isaías y Zacarías es que ellos han alegorizado la estructura milenaria basándose en los escritos de Ellen G. White en una actividad espiritual con Satanás confinado solo a la tierra.  Esto es completamente equivocado y ha causado la incapacidad de sus escritores para explicar adecuadamente las declaraciones de Isaías y Zacarías, que muestran que Cristo reestablecerá los Sábados, las Lunas  Nuevas y las Fiestas encontrados en Levítico 23 (Isaías 66:23; Zacarías 14:16-19). Un ejemplo de este fracaso en comprender la restauración milenaria es encontrado en la obra de Robert D. Brinsmead que escribió sobre el tema del Sabatarianismo y la ley (ver Sabbatarianism Re-examined (Sabatarianismo Reexaminado), Junio de 1981). Brinsmead atacó las doctrinas erróneas del sistema de los ASD e intentó demoler el dispensacionalismo británico pero él construyó su visión de la profecía basada sobre la visión cosmológica que las Escrituras eran alegóricas y no físicas cuando, por ejemplo, Isaías es explícito en que ellos se refieren a la carne física.

 

Los ASD parecen no haber tomado en consideración cualquier concepto de actualidad de la estructura milenaria, como gobierno físico de Cristo sobre el planeta durante mil años. Ellen G. White y los ASD produjeron una teoría de rapto, donde en la primera resurrección, todos los malos serán matados y todos los justos serán extasiados al cielo y Satanás será dejado solo en la tierra durante mil años, esperando el juicio final. Eso es lo que ellos creen, contrario a los textos explícitos del Antiguo y Nuevo Testamento. No hay ninguna base bíblica para esto, pero ellos lo creen. Por consiguiente, cuando tenemos gente que trata con estas cuestiones, ellos no leen las profecías del Antiguo Testamento como nosotros las leeríamos. Ellos no asignan veracidad alguna a ninguna profecía del Antiguo Testamento, que habla sobre la actual restauración física de Israel. Ellos leen en esto un simbolismo espiritual. Entonces la profecía para ellos no significa lo que dice. Por consiguiente, donde vemos Isaías 66:23 diciendo que los Sábados y las Lunas Nuevas serán restaurados, ellos dicen que debe haber un énfasis espiritual en esto. Ellos no van a restaurar el Sábado físico, entonces Brinsmead puede suprimir el Sábado basado en este texto, que claramente dice que Cristo lo restaurará. Esto es una yuxtaposición mental que es seriamente cuestionable. No está basado en una mente estable. Para ellos, la profecía bíblica no tiene ninguna realidad en ningún sentido de una futura restauración física. Ellos oyen las palabras, pero tienen cierta fantasía en cuanto a la materia. Ellos simplemente creen en una mentira.

 

La aplicación de Brinsmead del texto en Isaías 40:3-4 a solo Juan el Bautista (ver C. 7) muestra que él no entiende la realidad del advenimiento Mesiánico en dos etapas y que el rey Mesías es una realidad física de los últimos días. Las notas de la Companion Bible sobre Isaías 40:3 muestran que este texto aún debe ser cumplido. La espiritualización del sistema del milenio por los Adventistas del Séptimo Día inhabilitó tanto a ellos como a sus críticos. Al fin, este paradigma falso destruyó la fe de Brinsmead mismo.  Brinsmead sostiene que así como una fe realmente católica debiera trascender lugares, así también debe trascender tiempos. Ningún tiempo es santo en sí mismo más que cualquier lugar es santo o cualquier sustancia es impura. Las leyes estrictas en cuanto a sitios y tiempos eran regulaciones temporales impuestas al culto religioso hasta el tiempo de la reforma (C. 10, p. 37).

 

Entonces vemos donde va él desde este punto. Él malentiende la realidad de la base científica de las leyes de la alimentación y la realidad de las distinciones de lo sagrado y lo profano, creyendo que Cristo eliminó toda distinción entre lo sagrado y lo secular. Así, no hay ningún mandato de salir de ella y ser santo; que seamos el santo de los santos y que el templo de Dios esté dentro de nosotros. Somos el templo de Dios. Aquella distinción no tiene sentido. De hecho, Brinsmead lo considera como tontería, a pesar de que esto es la posición bíblica.

 

Este argumento entero presupone la validez de la capacidad de Cristo para cambiar los tiempos y la ley, sobre una igualdad con Dios y es intrínsecamente Trinitario. Además, el error es profetizado en Daniel 7:25 y es una ofensa contra el Dios Altísimo. El argumento entero, tanto del Adventismo como del Trinitarianismo, se deriva de la Doctrina del Alma.

 

La restauración bajo Cristo muestra que hay dos clases de seres. La primera clase, llamados los elegidos, es de la primera resurrección y es hecha en seres espirituales después del regreso de Cristo. La segunda resurrección es después del reinado milenario e implica a la gente que vivió durante el Milenio y a aquellos entre los muertos que no eran parte del cuerpo instructor de la primera resurrección (Apocalipsis 20:1-6). Satanás es soltado después de los mil años y sale para engañar a las naciones, que están en las cuatro esquinas de la tierra (Apocalipsis 20:8-9). El Adventismo no puede hacer sentido de estos textos debido a los escritos de Ellen G. White. Ella no entiende la resurrección física del planeta entero y su teología impugna la naturaleza de Dios.

 

 

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